La fiesta

22 3 0
                                    

Soy músico, toco melódica, acordeón y guitarra, junto a mis amigos tengo una pequeña banda, tocamos principalmente jazz y acústica pero nos podíamos adaptar hasta norteño y rock, esto ultimo fue lo que nos llevó a lo que quiero contar:
Ocurrió hace un par de años, acabábamos de salir de un pequeño concierto en un bar, estábamos afuera de la taberna afinando los instrumentos cuándo un hombre alto, de barba, se acercó tras bajarse de una lujosa camioneta del año y nos preguntó:
-Buenas noches, cuanto por tocarme en una fiestecilla, Son ustedes los que tocan de todo verdad?
Asenti con la cabeza y de mala gana respondí:
•Denos 5000 la hora (Esto era mas de lo que solemos cobrar, lo dije a propósito para que se le hiciera caro y no aceptara)
Me sorprendí cuando sacó 3 grandes fajos de billetes de 1000 y dijo:
-Unas dos horitas y ahí se guardan el cambio
Aceptamos sin dudar y nos subimos a la camioneta...
Empecé a tener miedo cuando se desvió de la autopista y entró a una pequeña brecha en el cerro, y tras unos minutos estábamos en la dichosa fiesta era muy interesante ya que había abundante comida y pulque, llegamos y nos subimos a un pequeño escenario improvisado de tablas y comenzamos a tocar una ronda de huapangos, después una de jazz y al final un poco de todo y ahí fue cuando las parejas de gente se empezaron a parar a bailar, pero pasó algo muy raro:
Poco a poco empezó a hacer un calor muy fuerte dentro del tejaban en donde se desarrollaba la fiesta, después empezamos a perder la noción del tiempo y es espacio en que estábamos, y por ultimo lo más horrible, las parejas de gente bailando se iban distorsionando poco a poco haciendo que sus piernas se fueran convirtiendo en patas de oveja o chivo y su cara de una caja lúgubre e inexpresiva a una cabeza de caballo, algunas completamente de hueso y otras normales, pensé que se trataba de mi imaginación debido a que ya me había echado algunos pulques así que seguí tocando hasta terminar mi turno, al terminar me acerque con el dueño del evento para pedirle permiso de dormir en su camioneta a lo cual agradeció y aceptó
Me fui a dormir y al día siguiente no amanecí exactamente en la lujosa camioneta de la noche anterior, sino en una vieja, abandonada y desgastada carreta me levanté y ya no estaba el firme tejado de la fiesta, sino un ambiente árido y solitario propio del cerro y en lugar de gente, me encontré con un montón de huesos humanos y de animales, con claros rasgos de que habían sido utilizados para algún ritual, el miedo se metió a raíz dentro de mi así que decidí tomar mis instrumentos y largarme a mi casa.
Ni con el dinero conseguido voy a quitarme de la cabeza esa horrible experiencia.

Cabe aclarar que esta historia no es mia, es una leyenda que se suele contar en mi pueblo, la cual altere un poco y me gustaría dar a conocer

Dark ParadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora