Capítulo 8

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Unos años más tarde...

La niña iba progresando, sus melodías eran cada vez más bellas, sus movimientos más ágiles. El tiempo no solo mejoró su técnica, sino que también la cambió a ella; y a él.

Ya era casi una mujer, tendría unos dieciséis años, pero su cuerpo ya tomaba las formas de lo que sería en un futuro no muy lejano; había crecido considerablemente, sus piernas eran delgadas y muy delicadas a la vista, sus labios rojos contrastaban con el verdor de sus ojos que al contrario que cuando era niña, transmitían ahora seguridad y madurez.
Ya no llevaba dos coletas, pues decía que le hacían parecer infantil; siempre solía llevar uniforme, ya que tras entrar en el instituto dirigía el club de periódico todos lo fines de semana por la mañana.

A él al contrario que a ella ya se le escapaba la vida entre los dedos, poco a poco se había ido marchitando como hoja de otoño; pero nunca faltó a un solo ensayo, nunca mostró sus debilidades y siempre con una sonrisa dibujada en su rostro.

Los ensayos seguían regularmente todos los sábados; todos menos aquel sábado.

Era ya mayo de 1992, aquella tarde todo estaba tranquilo, y hacía mucho calor, la inminente entrada del verano era palpable en el ambiente.

La chica había llegado ya hacia rato y esperaba pacientemente la llegada del anciano; pero este nunca llegó.

Desde entonces una mujer de larga cabellera castaña y ojos verdosos, viene a la misma hora, el mismo día a tocar una melancólica e inolvidable canción, titulada...

EL HOMBRE AL PIANO

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