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El niño crecía. Crecía. . . . Y crecía a los nueve años nunca quería llegar a cenar , nunca quería tomar un baño y cuando llegaba la abuela de visita , siempre decía malas palabras , a veces su madre tenía ganas de venderlo a un zoológico.



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Pero cuando llegaba la noche y el muchacho estaba dormido , la madre silenciosamente abría la puerta de su cuarto, gateaba hasta su cama y miraba a su hijo desde abajo, y si el estaba dormido, levantaba a aquel niño de nueve años y lo arrullaba de aya para acá mientras cantaba:

Siempre te amaré,
Siempre te querré,
Y mientras yo siga con vida ,
Siempre seras mi bebé.


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Siempre Te Querré Donde viven las historias. Descúbrelo ahora