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El niño crecía. Crecía. . .  Y crecía hasta que llegó a ser un joven adolescente. Tenia amigos raros , vestía ropa rara y escuchaba música rara. Algunas veces la madre se sentía en la jungla.

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Pero cuando llegaba la noche y aquel joven estaba dormido, la madre silenciosamente abría la puerta de su cuarto, gateaba hasta su cama y miraba a su hijo desde abajo, y si aquel muchacho ya estaba dormido , ella lo levantaba y lo arrullaba de aya para acá mientras cantaba:

Siempre te amaré,
Siempre te querré,
Y mientras yo este con vida,
Siempre seras mi bebé.


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Siempre Te Querré Donde viven las historias. Descúbrelo ahora