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Aquel joven crecía. Crecía y crecía y crecía y crecía. Hasta volverse un hombre , se fue de la casa y se mudo a una propia que quedaba al otro lado del pueblo.

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Pero algunas veces cuando las noches eran muy oscuras , la madre sacaba su automóvil y se dirigía a la casa de su hijo y esperaba a que todas las luces de la casa se apagarán y cuando lo hacían ella con ayuda de una escalera de madera trepaba y entraba a su cuarto por la ventana , gateaba hasta su cama y miraba a su hijo desde abajo  y si ese hombre grande ya estaba dormido, ella lo levantaba y lo arrullaba de aya para acá mientras cantaba:

Siempre te amaré ,
Siempre te querré,
Y mientras yo este con vida, Siempre seras mi bebé.

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Siempre Te Querré Donde viven las historias. Descúbrelo ahora