five

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Me encontraba sentado en una de las últimas mesas de la cafetería del instituto, esa mesa dónde nadie nunca se sienta, sin nadie a mi alrededor revolviendo la comida pensando por todo lo que estaba pasando, sintiendo un nudo en mi estómago.

Y como siempre, las cosas, no importa que tan jodidas se encuentren siempre tienen que empeorar para mí.

El chico que siempre me molesta y su grupo de amigos se sentaron juntos a mi; suspiré, cansado de ellos, de sus actitudes infantiles cada vez que se acercaban a mi.

—¿Por qué tienes esa expresión? ¿Que no antes morías por encajar con nosotros? —su tono de voz me causaba repulsión.

Sin responder, tomé mi bandeja con el propósito de salir de ahí. Me tropecé con algo, la bandeja cayó ocasionado que la comida se regara por todo el suelo, claro, por culpa del pie de ese imbécil.

No supe de dónde saque aquel valor, tal vez fue el enojo, la tristeza, la frustración. No lo sé. Pero lo tomé por el borde de su camiseta y le dije:

—Es la última vez que tú y tus perritos secuaces me molestan; no lo dejaré pasar la próxima vez.

Me miró, escéptico con una sonrisa cínica en su rostro. 

Con el tiempo, llegué a temerle a las miradas de las personas.

—La Vie.

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