Corrió lo más rápido que pudo sin detenerse ni siquiera a jadear, lo único que importaba era acelerar el paso y moverse. Ahora no importaba nada, debía huir, no sabía hacía dónde, pero debía huir. Eso era lo único concreto y seguro que su propia mente pudo procesar después de todo ese desastre.
En ese momento, las memorias de ese día se le estaban repitiendo como fotografías instantáneas en su cabeza, como pequeños flash que les recordaban por qué y cómo acabó en ese estado.
Empezó con la estupidez de su padre.
A esa altura de su vida, a Shoto no le sorprendía que todo lo malo comenzara con ese viejo grande y prepotente que tenía por padre.
Se suponía que sería un día normal de descanso en su casa, pero en cuanto se levantó vio a Enji con su porte orgulloso y su traje de héroe puesto, así que Shoto debió suprimir toda esperanza de tener un día tranquilo para dormir. Fue obligado, en un día domingo, a levantarse temprano y vestirse formal para ir a Dios sabe dónde y Dios sabe por qué. La cuestión, era que a cinco minutos de haber despertado ya quería matar a su padre.
Qué bonita relación.
Cuando al fin fue informado de a dónde iban la idea de escaparse pareció oro puro. Su padre recibiría a gente de cargos políticos muy importantes en su agencia y al parecer, a los vejetes se les hacía interesante tener su presencia en esa reunión. Shoto no estaba interesado en ser exhibido como el sucesor de Endeavor, tampoco planeaba sentarse a entablar conversación con gente que no le importaba, así que decidió huir. Sí, era una muy bonita y fría venganza contra su padre por arruinar su día libre.
Y así como Todoroki lo pensó, lo hizo.
Al demonio con todo.
Le hubiese encantado ver la cara de su padre cuando notara que quien debía ser su hijo perfecto le había desobedecido... otra vez.
Todoroki terminó desayunando en una de esas cafeterías a las cuales Midoriya le invitaba los fines de semana. Aunque fue algo extraño entrar allí sin Midoriya a su lado, consiguió comer algo para seguir con su escapada. No podría volver a su casa, su padre probablemente mandaría a alguien a buscarle y su travesura se iría al caño.
Aunque no todo su plan resultó perfecto, porque había olvidado su teléfono en el auto antes de bajar, por ello estaba completamente solo y sin posibilidad alguna de llamar a alguien. Y con ese alguien se refería a Midoriya, porque su compañía era cálida y siempre sería la indicada, estaba seguro que si le decía la situación, él se pondría nervioso por su osadía de enfrentar así a un héroe tan poderoso y a la vez, su padre, pero al final acabaría aceptando pasar el día a su lado.
Todoroki se resignó a solo vagar por el resto del día, luego a una hora indicada volvería a su casa y se quedaría dormido hasta que su padre le levantara de un grito enfurecido e irritado.
Pero entonces, cuando pasaba cercano a un parque algo llamó su atención.
Un pequeño niño de cabellera oscura y revoltosa se encontraba en el suelo, cubriendo sus oídos y bajando la cabeza ante un par de niños más grandes que él, quiénes gritaban y le empujaban sin compasión alguna.
Su boca se frunció en una línea recta ante lo que veía, nunca le gustaron esas situaciones ¿Por qué rayos los niños hacían cosas como esas? Vale, que él tampoco tuvo una infancia normal para hablar al respecto de niños pero, eso estaba más que mal, no había que ser un genio para saberlo.
—¿Se puede saber que hacen? —preguntó con la voz seria y calmada, con ambas manos en los bolsillos de su saco y su mirar intimidante.
Ambos niños se quedaron de piedra ante el extraño, sin saber qué responder, habían sido pillados con las manos en la masa. El otro pequeño solo seguía con las manos tapando sus orejas sin notar que sus matones habían parado. Todoroki solo esperaba que los niños se fueran callados sin armar un alboroto, pero en su lugar ambos salieron corriendo y gritando un montón de boberías entre sollozos que no logró comprender del todo.
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• Neko • [TodoDeku]
FanfictionEse podría ser considerado un día gracioso, pero a Todoroki no le hacía gracia alguna. Para él no era nada divertido acabar como un gato, tampoco que creyeran que era uno, ni mucho menos le hacía gracia causarle problemas a su amigo. Tal vez lo únic...