La nieve caía sin dar señales de querer parar, nos cubría y el escenario a nuestro alrededor parecía de cuento de hadas. El frío nos calaba en los huesos, a pesar de que estábamos usando más de dos abrigos y las nubes se hacían en mi aliento cuando suspiraba mientras tu nariz se volvía roja cual cereza. Sólo a nosotros se nos ocurrió haber venido aquí en un atardecer de invierno.
Y el cielo no hacia el espectáculo de matices cálidos como el que solíamos ver bajo la sombra alargada de un árbol en las tardes de verano. Contigo entre mis piernas, recargando tu espalda en mi pecho mientras hablábamos de todo y nada, con nuestros corazones latiendo como uno solo. Aquellos dichosos días en los que la oscuridad no era problema porque tenía tus ojos como mi faro, un faro que con el tiempo se apagó. Pero, por lo menos ahora, quiero abrazarte una última vez, en honor a esos momentos que pasamos como jóvenes enamorados que ingenuamente planeaban un futuro juntos.
Cariño, ahora que estamos aquí, en la puesta de sol y te has asegurado de que yo no me iré con este, quiero pedirte un último favor, pues nunca me he sentido tan perdido como ahora. Y es que siento que ya no tengo dirección, porque mi camino era contigo pero la nieve borró el rastro y ya no sé a dónde ir.
Soy consciente que pedirte quedarte está fuera de discusión, incluso yo protestaría si lo quisieras así. Porque ninguna flama quema por siempre, a menos que la vuelvas a encender. Y no creo que tú quieras hacer tal cosa, aunque sea para calentarnos este crudo invierno que nos congela el alma y hace temblar a nuestros corazones.
Por eso quiero pedirte que me dejes recordar lo que era amarte.
-A que hace frío, ¿no Asahi-san? –dices y es la primera vez que te veo sin palabras, la primera vez que puedo percatarme del temblor en tu voz y manos.
Tú también te has convencido de que esta será la última vez que nos veamos, el último chance para intentar despertar algo que ya no existe. Porque por más que queramos, el reloj no puede volver y dar marcha atrás, hemos perdido nuestra oportunidad y ahora debemos vivir con ello.
Y aunque las canciones viejas a veces vuelven a la fama a pesar de los años, este no es el caso. Nos hemos hecho tanto mal, pero un mal que nos hará bien en algunos años. Cuando encontremos a las personas indicadas y recordemos ese amor fallido, que pudo ser todo y terminó siendo nada más que un montón de cartas arrugadas y juguetes cubiertos en polvo.
-Sí –asiento y eso parece quebrar la fragilidad del ambiente, quebrarte a ti que comienzas a llorar de manera repentina, haciendo que mis ojos se nublen ante esto. Eres el frágil ahora.
Realmente desearía que no lloraras como lo haces, porque yo sólo quería volver a escuchar esa risa sincera que me regalabas cada día que pasábamos juntos. Guardarla en mi memoria como un lindo recuerdo de la juventud. Guardarte a ti como un lindo recuerdo.
Tapas tu cara con tus manos en un intento desesperado por ocultar tu llanto mientras que yo sólo puedo quedarme parado, sin hacer nada más que observarte con el corazón oprimido. Porque esas lágrimas las cause yo, y el dolor en mi pecho lo causaste tú. Y no es reproche, ambos sabemos que ya es tarde para eso, ya no vale la pena pelear o reclamar por todo lo malo que nos hicimos. Hace mucho que, en silencio, nos perdonamos cada herida, mas eso no quiere decir que hayan cerrado o que lo lleguen a hacer pronto.
-¿Por qué no me abrazas, estúpido? –reclamas con la voz entrecortada, puedo sentir el resentimiento hacia ti mismo y hacia mí en tus palabras. No te culparé por hacerlo, creo que sería lo mejor.
Pero aun así no puedo evitar llorar también cuando te envuelvo entre mis brazos y apoyo mi barbilla en tu cabeza, como solía hacerlo. Tanto tiempo juntos y puedo reconocer perfectamente tu figura entre mis brazos, al igual que tú estás acostumbrado a sentir cómo me agacho levemente para quedar un poco a tu altura. Incontables abrazos que nos dimos y ninguno dolió tanto como este. Tantas peleas, tanta indiferencia, tantos golpes que llegaban al alma con tan sólo una mirada de desdén, porque ningún dolor es tan fuerte como el de ahora.
Y es que ambos sabemos que esta noche dejaremos todo; todo el amor, las lágrimas, las risas, la tristeza, las alegrías. Todo quedará atrás para nuestro bien. Y el nudo en mi garganta se siente más apretado que nunca, pues lo estamos dejando cuando pudimos estar juntos por cien años, mas no lo intentamos.
-¿Por qué tuvo que ser así? –preguntas sollozando- ¿Por qué dejamos que muriera todo lo que construimos? ¿Por qué no cumplimos nuestras promesas?
¡Oh, Noya! Realmente no tengo respuesta para esas preguntas. No tengo ni la menor idea de cómo es que el beso que nos dimos como despedida me supo tan amargo, tan frío que la nieve se siente cálida en comparación.
No hay forma de que puedas ser capaz de saber lo mucho que desearía volver el tiempo y evitar este desastre. Mantenerte junto a mí después del atardecer sin color que se ciñe cobre nosotros y hacer una fogata con nuestro amor para no morir en el frío. Volver atrás, en aquel momento en el que sabías donde estaba, antes de que me perdiera. Que nuestras lágrimas sean de felicidad para besarnos con cariño y sentir nuestros corazones cálidos por ese mero acto. Desearía no dejarlo ir esta noche.
Si tan sólo las cosas fuesen blanco y negro, porque sólo quiero sostenerte fuerte, cerca de mí por un largo rato. Para que vuelvas a mostrarme el camino que se atenuó cuando los demás lo borraron y yo me dejé guiar por ellos y no por ti.
Mas nada de eso es posible, así que déjame confesarte que nunca, en ningún momento, quise lastimarte. Porque lo único que yo deseaba era perder la noche entera, a tu lado.
ESTÁS LEYENDO
Flaws || Asanoya songfics
Fanfiction✨Cuando todas tus imperfecciones, y todas mis imperfecciones se acomoden una a una✨