Después de estar casi toda la tarde en la plaza del pueblo regresamos a casa para según buscar ropa. Pero yo realmente no siento ganas de salir con ella porque no soy sociable en lo absoluto.
Llegamos a casa y le pido a mi madre que me deje salir.
Ella accede con total confianza. Lo hace porque siempre llego a la hora que debo llegar, no salgo y esta es la razón por la que me deja salir.—¡Ponte vestido, ponte vestido!—habla Gabriela mientras se sienta en mi cama—No se si negro o azul.—muestra dos vestidos de ella para que así pueda ayudarle a escoger alguno.
—Da igual no veo la diferencia.—le respondo.
—Amargada...—abre el cajón de mi ropa, un vestido azul que me regalo mi tía Elizabeth, una de esas que querían que en año nuevo fuera una princesita.
—Deja ahí. No me gustan los vestidos y lo sabes.—arrebato el vestido de sus manos.
—¿Qué ocurre?—noto su expresión seria—Desde después de las carreras te noto mal. ¿Qué pasó?.
—Nada.—niego con la cabeza—usa el negro yo quiero el pantalón azul y las blusa negra con brillos.
—¿No vestido?.—pregunta como niña pequeña.
—N-no, —la miro—No tengo zapatos para combinarlo.—me excuso y me doy la vuelta para salir de la habitación.
Cuando voy saliendo siento un golpe en la nuca.
La desgraciada me había tirado un par de zapatos negros con dorado.—¡Vestido azul!—grita y pone sus brazos abiertos por encima de su cabeza, mientras las piernas abiertas igual y dobladas.
Parecía una cavernícola.Comienzan a darme unos "tik's" en el ojo y pongo mi peor cara enojada.
—Muérete...—tomo lo que me dio y camino lentamente hasta el baño.
Me cambio, y veo a mi madre ya lista con vestido y tacones, mi padrastro Iván con una camisa azul y pantalón negro.
—Dannia, ¿le dices a Carmen donde están las palomitas para tus hermanos?.
—¿Irás al baile, madre?—pongo cara desconcertada mientras mis fosas nasalesse hinundan con el delicioso aroma de su perfume de una marca reconocida.
—Sí hija, dejaré a Carmen cuidando a tus hermanos.—volteo a verla—Dannia, ¿Segura quieres ir al baile, o sólo lo haces por Gabi? Porque si es así yo le puedo decir que...
—No mamá, sí quiero ir, sólo te quería preguntar, pues... ¿hasta que hora me dejas estar ahí?, ya sabes por eso de tener una hora fija...
—Ah, bueno pues, hasta que nosotros nos regresemos a casa. Pero no andaré tras tuyo. Primero iremos a la casa de Elia, mi amiga, y terminare de maquillarme. Tendrás dos horas para ti. Además confío en ti, Dannia.—sonríe mientras acaricia mi cara— Sé que no quieres ir, soy tu madre. Sólo espero y te diviertas.
—Claro mamá. Lo haré.—sonríe.
Gabriela que se ve mas hermosa de lo que es, sale con paso lento de mi habitación y reconozco que por ella voy a las fiestas, siempre ha sido el alma del lugar o de cualquier cosa.
No me gusta asistir a eventos, ni usar vestidos, pero por complacerla lo haré.—¡Baile, baile, baile!.—grita como vikingo otra vez.
—¡Baile, baile, baile, baile!.—grito junto con ella y así salimos, gritando como vikingos hasta el auto.
Todo el camino estuvo diciéndome que un poco de maquillaje me ayudaría. Simplemente no quiero contradecirla, ya me cansé, así que accedí a que pudiera poner un poco de maquillaje en mi rostro.
En el auto hace su "magia" y después salimos.
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Señorita Narco© [EN EDICIÓN]
Ngẫu nhiênQuien diría que por una amistad todo puede pasar... Dannia era una persona insegura, con bastantes defectos a los ojos de muchas personas. Pero llegaron ellos... y cambiaron el motivo de su existencia. Señorita Narco, por una simple amistad.