Señorita Narco© [EN EDICIÓN]

•Hija de un Mafioso•

Una semana de clases  ha pasado.
Danna trata de aparentar que no está enojada por Ismael. Pero sus acciones demuestran una cosa diferente a lo que dice.
La verdad no debería de importarme nada de lo que pase con el imbécil de mi primo.
Pero si mi mejor amiga esta involucrada en esto, ya es diferente.

Hoy quedé de ver una peli en mi casa con Isabel.
Preparo dos tazones de palomitas, y sirvo dos grandes vasos de refresco.
Hoy mis hermanos se fueron con mi tía a jugar con mis primos y mamá se fue a despedir a mi padrastro porque volverá a trabajar en lo mina Falcón company.

Así que así esta bien para mí y para Isa y nuestra maratón de películas de terror.

***

Nos hemos visto la película y la secuela ya.
Al terminar me estaba aburriendo mucho.

—Dannia, ¿recuerdas que tu primo Isma, ya no tiene teléfono?.—me pregunta.

—Si, lo recuerdo, es un idiota que tira los teléfono desde montañas.

-—Le compre un celular y se lo pienso regalar. Te paso el número después.

—Ay, ¿en serio? como si él te regalara cosas, no es un caballero.

—Ismael es un caballero.—suelta sin mas.

—¿Ismael?—pregunto y comienzo a reir— ¡Pero el de los caballos!.

—Ya... Ya no te rías—rie conmigo.

—Isa, estoy muy aburrida. Llévame a pasear en tu suburban.

—Vamos a... A.... —mira al infinito—¡La casa de mi tía!.

—¡A la casa de tu tía! —me levanto de la cama y ella hace lo mismo.
Ella le pide permiso a mi mamá y me subo en su auto, nos vamos.

Al llegar al otro lado de el pueblo entramos a una casa frente a un lago tranquilo, con árboles grandes y algunos carros muy elegantes estacionados en esta. Me pregunto en qué trabajará su padre.

De la nada, un tipo con un arma abre el portón café de la casa, y siento que toda la sangre del cuerpo baja a mis piernas. Un dolor en la boca del estómago me hace retorcerme por completo y mirarlos con miedo.
Ella sonríe. Sonríe para ella o para las personas de fuera.

<<¿Para qué le puedes servir a Isa?

¿Prostitución? Aaah.>>

Entre mis pensamientos estúpidos ella estaciona la suburban dentro de el gran espacio de esta enorme casa y con tranquilidad baja y llega hasta la puerta de mi lado.

—Baja.—me alienta—Quiero que conozcas a mi tía y a mi papá.

—I–Isa—digo nerviosamente mirando a las personas de atrás con armas.

—Retírense —dice ella un poco borde.

Bajo del auto temblorosa tocando el perfecto pasto verde y bien cuidado del para nada humilde hogar a donde mi amiga me ha traído.
Ella puede notar que el temblor de mis manos no disminuye por lo que me guia a la gran arboleda, sentándome en un columpio con colchonetas para poder recostarse en estos. Los barrotes se mueven al compás que mis piernas lo valancean.

—Isa...—llamo su atención.

—Dime.—me mira a los ojos.

Yo no pude sostener la mirada.

—Yo... Quiero que seas sincera conmigo.—digo un poco insegura—¿Por qué hay personas... Personas con armas deambulando por la casa?—encojo mis hombros.