Primera parte

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¡Bonjour, mon amis! Me llamo Francis Bonnefoy y recién me he mudado de París, la capital de mi país natal, a Ontario, una de las ciudades más prestigiosas de Canadá, porque a mi padre lo trasladaron de su trabajo. Por eso me encuentro ahora mismo delante de uno de los mejores institutos que hay aquí, dispuesto a entrar.

Nada más ingresar en el interior, me encontré con un gran número de chicas bellas. Me dirigía a cortejar a alguna de ellas… ¿Eh? ¿Cómo que por qué? ¡Yo provengo del país del amour! Ahí es casi obligación decirle cosas bonitas a mujeres hermosas para luego ir a un hotel y hacer *censurado* toda la noche, dormir juntos y por el día volver a *censurado* sin parar.

Bueno, como decía. Me dirigía a cortejar a alguna de ellas, pero mi vista se posó involuntariamente en una persona que, según yo, sería casi imposible que pasase desapercibido entre un millón de personas.

Era un joven de, aparentemente, mi edad pero un poco más bajo que yo, con el pelo mediano rubio que tenía un mechón rebelde que caía por su frente de forma rizada, llevaba unas gafas de montura cuadrada y vestía el uniforme del instituto. Puse toda mi atención en observarle más detenidamente su rostro. Se podía ver tras sus gafas que poseía unos bellos ojos de color amatista con largas pestañas, su nariz era respingona y sus labios carnosos, pero no exageradamente como algunas mujeres que se operan para verse más hermosas de lo que son.

Se ve tan violable. ¡Ah! Qué ganas me han entrado de lanzarme encima de él y besarlo apasionadamente para después acariciarle suavemente el *censurado* y hacer *censurado* de distintas formas.

Volví a mirarle la cara y me fijé que no parecía para nada feliz, sino todo lo contrario. Pude ver a través de sus ojos expresivos una enorme tristeza y soledad.

Cuando me disponía a acercarme a él para saludarlo e intentar alegrarle el ánimo, sonó el timbre. Pegué un bote por el susto y comencé a mirar a todos lados, viendo como los alumnos entraban a sus respectivas clases casi corriendo. Cuando dirigí mi vista a donde se encontraba ese joven tan lindo, ya no estaba ahí. Lo busqué con la mirada, pero no había ni un alma en los pasillos del centro.

Suspiré y decidí que lo buscaría en la hora del receso, por lo que caminé hacia dirección para que me dijesen en qué aula me tocaría estar.

El director Ivan Braginski, un hombre alto ruso, de cabello corto albino, ojos morados (Al igual que Ma Chérie chico 'violable'), que usaba una bufanda blanca y tenía un aura terrorífica a su alrededor me dijo el número de mi clase y salí a paso apresurado, queriendo huir de esa sonrisa macabra que me ofrecía.

En todo el camino por el pasillo no me pude quitar de la mente a ese joven con el rulo tan peculiar. Quería jalar de ese pequeño cabello mientras lo oía *censurado* por lo fuerte que le *censurado*.

Con esos pensamientos rondando por mi cabeza, llegué inconscientemente al aula. Toqué la puerta dos veces y esperé a que me dieran paso. Cuando escuché un 'Adelante' desde dentro, abrí la puerta y entré al interior.

-Muy buenos días, señor- dije educadamente mirando al profesor. Comencé a sentir la mirada de los que serían mis compañeros- El director Braginski me ha dicho que me tocaría estudiar en esta clase.

-Usted debe ser el chico nuevo, ¿no aru?- me preguntó el maestro de pelo largo negro amarrado en una cola de caballo y ojos marrones. Según me dijo el director antes de venir, se llama Wang Yao, viene de China y da clases de Historia- Preséntese a sus compañeros, por favor aru- me dijo con ese acento raro mientras me señalaba con la cabeza que me pusiese a su lado, en medio de la clase.

Me acerqué a él y me giré, quedando enfrente de todos.

-Un gusto conocerlos. Me llamo Francis Bonnefoy y me alegro de ser vuestro nuevo compañero. Espero que nos llevemos bien- dije y al final guiñé un ojo. Noté como las chicas parecían comerme con la mirada y los chicos me veían como si no fuese nada importante.

Paseé mi vista por la clase y entonces vi a esa persona con la cual no dejaba de pensar. Ese chico que había visto en el pasillo hace varios minutos se encontraba en una de las mesas que están al fondo, mirando por la ventana.

-Bueno aru- me dijo el señor Wang, haciendo que desvié la mirada de ese muchacho achuchable (O por lo menos, lo parecía. Cada vez que lo veo, me entran más ganas de *censurado*) para observar al profesor- Puede sentarse donde desee aru.

Miré los sitios que se encontraban vacíos. Había uno en la primera fila, al lado de un chico que tenía pinta de ser nerd, otro, 3 puestos más atrás, junto a una hermosa mujer rubia de buena delantera, y el último cerca de la ventana, justo al lado de Ma Chérie chico 'violable y achuchable'.

-De acuerdo- dije acercándome a la ventana para sentarme junto con mi pequeño chico de ojos amatista, ignorando la tentadora invitación de esa linda chica para que me sentase a su lado. Pero teniendo esta bella oportunidad para acercarme a ese muchacho que ocupa todos mis pensamientos y poder alegrarle el ánimo (Y quizás, con el tiempo, pueda llevármelo a la cama y *censurado* o que él me *censurado* mi *censurado*…)

(Francis: ¡¡Un momento, un momento!! ¡¿Por qué censuras todo lo que digo?!- grita exaltado señalando a la autora, quien tiene su cabello moreno recogido en una coleta y lleva un camisón verde.

Alba: ¿Eh? Es que dices muchas cosas indebidas y puede que haya gente inocente leyendo este fic- dice tranquila y con una sonrisa- Lo que menos quiero es que traumatices a los pocos lectores que tengo.

Francis: ¡¡Pero yo pertenezco al país del amour y tengo derecho a decir lo que quiera!!- saca un pañuelo y lo muerde dramáticamente a la vez que llora mientras que a Alba se le hincha una vena en la frente- ¿Por qué la gente no puede ser más romántica? Snif…

Alba: ¡Ya deja de llorar o no terminaremos nunca!- le golpea en la cabeza con una sartén que sacó de “no sé dónde”- Nota mental. Devolverle la sartén a Elizabeta- susurra mirando a un lado- Y ahora, continúa- lo mira seria.

Francis: Eres muy cruel, ¿sabías?- se queja acariciándose el chichón que recientemente le salió debido al fuerte golpe.

Alba: Solo cuando me hacen enfadar- dice seriamente- Sigue con tu historia de una vez.

Francis: De acuerdo- suspira- ¿Por dónde iba?- pregunta tocándose la pequeña barba que posee. Alba se pone una mano en la frente y suspira.

Alba: “De acuerdo- dije acercándome a la ventana para sentarme junto con mi pequeño chico de ojos amatista, ignorando la tentadora invitación de esa linda chica para que me sentase a su lado. Pero teniendo esta bella oportunidad para acercarme a ese muchacho que ocupa todos mis pensamientos y poder alegrarle el ánimo…”

Francis: ¿Cómo es que puedes memorizar todo eso y no aprenderte lo que es la Fecundación o la Inseminación Artificial?

Alba: Cállate o te golpeo de nuevo- dice con los ojos fuertemente cerrados y la sartén lista en la mano mientras un diminuto sonrojo, casi invisible, se asoma en sus mejillas.

Francis: Menudo genio- suspira.)

Pero teniendo esta bella oportunidad para acercarme a ese muchacho que ocupa todos mis pensamientos y poder alegrarle el ánimo, ¡no puedo desperdiciarla!

Llegué a su lado con una sonrisa en la cara y cuando me senté junto a él, noté como se sobresaltó. Se giró lentamente hacia mí y me miró como si hubiera visto un fantasma. Yo solo le sonreí y le susurré:

-Me llamo Francis Bonnefoy, encantado- y le guiñé el ojo derecho.

Mi 'tierno, tímido, pequeño, achuchable y violable' chico (Cada vez tengo más adjetivos para él. Podría usar todos los elogios del mundo para definirlo... y aun así, no terminaría) se sonrojó como una rosa (¿Qué? ¿Se dice 'tomate' en vez de 'rosa'? ¡No importa! ¡Yo soy el que cuenta mi historia!) y desvió la vista hacia la ventana.

Me reí ligeramente y miré al frente, intentando atender en la clase.

-“Hoy es mi día de suerte”- pensé aún con una sonrisa ilustrada en mi cara.

Hetalia "Siguiéndote" (Franada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora