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Vivir escondidos.

El sol empezaba a asomarse, al tiempo que el ánimo de Hinata se alzaba por encima de las nubes. Llevaba un tiempo pensando en qué debía hacer y tenía miedo de no tomar la decisión correcta. Finalmente se había decidido a confesarse, declarar su amor a quién siempre había sido dueño de él.

Inhaló profundo y la esperanza empezó a aflorar dentro de su ser, en lo más profundo de su corazón. Bajó con agilidad del tejado de su casa y se dirigió al pequeño balcón que poseía su habitación, simulando el estar viendo como el sol nacía. Mientras su mirada se ponsaba en las montañas y el amanecer, su madre entró a la habitación.

— Hinata, es hora de... — su madre se percató de que la joven ya había salido de su cama — Cariño, te levantaste temprano hoy, ¿no?

— Sí, madre. Hoy es un día muy importante para mí — respondió Hinata.

— ¡Claro, mi niña! Es tu graduación — la madre de Hinata se acercó y le dio un gran abrazo a la pelinegra, demostrando su orgullo a esta.

— M-Mamá, me estás a-asfixiando. — Estaba siendo abrazada con tanta fuerza que el aire escapó de sus pulmones

— Oh, lo siento. — soltó una pequeña risa, para luego soltar a su hija con delicadeza y acariciar sus hombros. — Quiero que sepas cuan orgullosa estoy de ti... Te amo, hija.

— Y yo a ti, madre. Tras unos minutos de charla, Hinata se apresuró a bañarse y alistarse lo más rápido posible. Además hizo algo impensable para todo aquel que la conociera, se maquilló.

Quería verse hermosa y llegar rápidamente junto aquel que le robaba los suspiros, así que eso hizo.

Apresuró a sus padres y lo logró, llegaron entre los primeros a la ceremonia de graduación de la academia. Hinata buscó con la mirada al rubio, encontrándolo al final de las sillas, tomado de la mano con una pelirroja.

Hinata no reaccionó, ya sabía que su plan era interferir en un matrimonio y no tenía problema con ello. Nada iba a interponerse entre ella y su amor. Se acercó a la pareja y los saludó dando una leve inclinación de su cabeza

— Minato-san, Kushina-san. Buenos días... — miró a ambos, mas mantuvo su mirada fija en los profundos ojos azules del rubio

— Buenos días, Hina-chan — respondió el rubio, mientras su esposa solo sonrió y respondió saludando con la cabeza. Hinata amaba ese apodo

— Si me disculpan, debo ir a sentarme. — ambos le sonrieron a Hinata mientras ella se dirigía a los asientos para graduados.

La pelinegra no tenía nada en contra de la mamá de su mejor amigo, siempre había sido amable con ella y era una persona excelente, le dolía el saber que iba a lastimarla pero simplemente no podía ocultar su amor. Era imposible.

Para cuando Hinata se dio cuenta, estaba sentada junto a su mejor amigo Naruto, viendo como la ceremonia transcurría con emoción. Todos sus compañeros subían a recibir su diploma con una gran sonrisa en sus rostros, era una ocasión maravillosa que no podía ignorarse.

Los minutos pasaron y era el turno de Hinata para subir al escenario. Al llegar recibió su diploma y sonrió con seguridad, fijando por momentos su mirada en Minato. Luego bajó, siendo rodeada de felicitaciones y de abrazos.

— Esa es mi Hinata — dijo Naruto cuando ella se sentó nuevamente, para luego darle un abrazo y un beso en la mejilla. Hinata se sonrojó por completo, Naruto se parecía tanto a su padre que era como si Minato le estuviera abrazando

— G-Gracias, Naruto-kun. — respondió con timidez y correspondió el abrazo, después de todo era su mejor amigo y lo amaba como tal.

Las horas pasaron y mientras Hinata y Naruto conversaban se acercaron los padres de ambos, entablaron una pequeña conversación y se dirigieron a ellos

— Hina-chan, ¿quisieras cenar con nosotros hoy? Debemos celebrar. — Minato alternó su mirada entre Naruto y Hinata, a lo que ambos asintieron con su cabeza y siguieron al rubio en dirección a su casa.

Al llegar, lo primero que hizo Hinata fue dirigirse al baño y echarse un poco más de brillo de fresa. Quería que la mirara, lo necesitaba. Aunque no pensara en ella de esa manera todavía ella lo iba a lograr.

Al salir del baño se encontró con Kushina.

— Hinata-san, te ves muy hermosa hoy. Me alegró de que finalmente se gradúen, es un momento que Naruto ha esperado toda su vida, está muy emocionado y yo estoy feliz por ambos.— le sonrió a Hinata, para luego caminar en dirección a su esposo y darle un beso en la mejilla.

La noche continuó entre risas y comentarios agradables, no se sentía incómodo en lo absoluto, a pesar de que Hinata dirigiese más miradas de lo normal a Minato.

Tras la cena, Hinata se decidió por salir al pequeño patio que tenía la casa de los Uzumaki. Se sentó en el pasto y dirigió su mirada a las estrellas.

— Son hermosas, ¿no? Pero siempre recuerdo que están muertas. — oyó una voz a sus espaldas, la cual reconoció con facilidad.

Se sintió segura al ver a Minato sentarse a su lado a mirar las estrellas también

— Lo son... Me gusta apreciarlas en noches despejadas como estas... — miró de reojo a Minato, quien también la estaba mirando.

— Hina-chan, ¿mi hijo y tú son novios ya? — murmuró el rubio, hablando en una voz casi inaudible. Ella oyó solo porque estaba a su lado. Al escuchar las palabras de Minato giró su cabeza en dirección a él y sonrió con calidez

— No, Minato-san. A mí me gusta alguien más... — sostuvo su mirada en los ojos de él, a pesar de que él los mantuviera fijos en las estrellas.

— ¿Alguien más? ¿Quién es mejor que mi hijo? — el rubio rió tras decir estas palabras.

Hinata quería decirlo, tenía que decirlo en ese instante.

"Tú."

Era una simple palabra, pero sus labios no conseguían formularla. Miró los labios de Minato, él decía cualquier cosa sin preocuparse de el qué pensarán los demás. Tenía que tener valor si quería que su plan fuera a la perfección, debía disminuir esa timidez, tenía que hacerlo, tiene que hacerlo.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de Minato nuevamente.

— ¿No lo soy yo? Esperaba que eso respondieras, eh. — rió con seguridad y le guiñó un ojo a Hinata, la cual respondió sonrojándose completamente

— Y-Yo... M-Minato-san... — la pelinegra no sabía que responder. Había sido descubierta y era vergonzoso.

— No debes preocuparte, le pasa a muchos adolescentes — Le acarició el cabello suavemente, tomando hilos de su largo cabello negro y sobándolos.

Poco a poco se fueron acercando, Hinata sentía que flotaba entre las caricias que le propinaba el rubio, y este jugaba con el cabello e esta, mirando fijamente sus ojos.

—Minato-san, yo... Usted m.. — Hinata no pudo terminar su frase ya que fue interrumpida por el sonido de la puerta que conectaba la casa con el patio. Ambos se giraron en dirección al sonido que había sido causado por esta y se encontraron a Kushina mirándolos con curiosidad.

—Hinata, llegaron por ti — le dirigió una sonrisa con amabilidad y se acercó a Minato para acariciar su cabello.

­—Muchas gracias, Kushina-san. Buenas noches a ambos — se paró con rapidez, se inclinó levemente en forma de despedirse a Minato y se fue corriendo.

Estuvo tan cerca de lograrlo.


Vivir Escondidos [MinaHina]Where stories live. Discover now