Esa tarde no me sentía bien, estaba mal. Alya era la mejor amiga que podía tener, pero jamás pensé que fuese a invitarme a ese misterioso club al que pertenecía. ¿Estaría bien si fuera?.
....
Luego de varias quejas por parte de mi padre, difícil...
El amanecer se presentó temprano. Las largas y delgadas cortinas dejaban en transparencia los cálidos rayos de sol que cubrían la habitación.
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Me siento extraño... —Se dijo Adrien.
Aún sin abrir los ojos, sigue olfateando lo que tenía en frente.
Huele muy bien... —pensó.
Cuando al fin abre los ojos, se dió cuenta que estuvo mucho tiempo durmiendo, ya que la luz cubría parte de sus piernas entre las sábanas. Al levantarse lentamente, siente rozar su piel con otra a su lado, y se incorpora rápidamente.
Gira su mirada a la chica, durmiendo plácidamente al lado suyo.
Es aún más hermosa dormida, tan vulnerable... —se dijo sonriendo ampliamente.
La rodeó con un brazo para mirarle mejor el rostro, el chico soltó un leve suspiro al confirmar por completo su pensamiento.
Ladybug era realmente Marinette, quién ahora podía ver junto a él sin la máscara al fin.
—Te escondiste por mucho tiempo, pequeña... eres rápida, pero pude alcanzarte y tenerte en mis brazos, Marinette...
Adrien comenzó a acariciarle el brazo mientras no paraba de mirarla, podría quedarse toda la mañana observándola si es que no despertase.
Luego un pensamiento recorrió su mente.
Si despierta, y me ve... de seguro echa un grito y me golpea con lo primero que ve... —se dijo—. Debería irme antes de que eso pase.
Y así, el chico se despegó de ella sin antes besarle el cuello cuidadosamente dejándole un chupón como recuerdo.
Se termina de vestir, y en una libreta de la recepción, escribe una nota para ella.
—Nos vemos, m'lady... mi bella... —dice tirándole un beso para luego salir de la habitación, satisfecho.
Al cabo de una hora, la joven abre sus ojos, confundida. Faltaba poco para la tarde, por lo que el sol se encontraba más intenso.
—Ahh... mi cabeza...
La chica estaba a punto de salir de la cama pero se queda quieta de golpe.
Sentía una sensación extraña en su vientre, pasa sus dedos por las sábanas donde dormía Chat Noir, dedujo que ya había partido.
Recorre su mirada aún perpleja por las sábanas y en ellas habían pequeños restos de sangre. La chica comprende la situación y solloza.
—He.. he perdido... mi virginidad con é-él... con él... y yo....
¡¡!!
Salta de la cama hasta el espejo y nota como la pintura había salido por completo.