Fantasma.

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Habían caminado por varios minutos y estaban cagados de miedo, literal.

Cuando empezaron a andar y bajo sus pies el suelo crujía, se empezaron a asustar con demasía pero no cesaron sus pasos; tenían que ser fuertes. Todos los pares de ojos se movían de un lado a otro, no veían ni una mierda por la oscuridad aún así.

- Pongamos las linternas de los móviles. - el inteligente que habló fue ni más ni menos que Minho, algunos dieron un brinco al escuchar su voz salir de la nada.

Los amigos asintieron y sacaron el aparato tecnológico, dando al ícono de una lamparita para así que una luz iluminara su camino. Estarían mejor de esa manera.

Creían que tenían suerte, no escucharon ni oyeron gritos o chillidos de terror, eso les tranquilizaba pero duró poco la felicidad que lentamente estaban sintiendo. Efectivamente, el grito que parecía ser de una niña pequeña resonó e hizo eco en cada rincón de la casa.

- M-me quiero ir de aquí, hyungs... - JeongIn estaba apretando con fuerza la polera del más mayor, Minho, no aguantaría demasiado estar así.

- Está bien, vámonos de aquí, chicos. - los dichos afirmaron veloces, a ninguno les agradaba el lugar.

Dieron la vuelta, llendose por donde caminaron al entrar. La retirada se notaba tensa, había un ambiente muy pesado e incómodo rodeandoles. Más o menos por la mitad del largo pasillo, alguien tropezó con una tabla de madera sobresaliente del suelo; no fue mucho problema porque ChangBin se ofreció llevar en su espalda a un Félix adolorido.

Pasaron de largo por varias habitaciones que se encontraban por el pasillo, sí había curiosidad por saber que hallarian dentro de ellas pero lo que más les importaba en esos momentos era salir y nunca volver a adentrarse.

Pisadas de tacón con susurros casi inuadibles llenos de recelo y desconfianza, comenzaron a escucharse a la lejanía, y estos a medida se acercaban a ellos.

- ¡Corran o vayan a esconderse! - no dudaron en hacer caso gritando a todo pulmón, la sensación que tenían era terrible.

JeongIn fue el último en reaccionar, estaba paralizado en el sitio en un completo shock hasta que un amigo tiró de él y le llevó a un cuarto solitario con millones de objetos y muebles ajenos y extraños.

El menor inició a derramar lágrimas en acto de pánico mientras doblaba sus piernas con lentitud hasta tocar el suelo desgastado y antiguo. No sabía con quién estaba, no lo quería saber, sólo tenía ganas de llorar y llorar como un bebé recién nacido en un rincón abrazado a sus piernas y su rostro escondido entre estas.

El chico que le llevó a ese lugar, también estaba asustado pero no tanto para estar de tal forma. Al ver a su dongsaeng no pudo evitar que se le hiciera una bola en la garganta. Rodeó sus brazos alrededor de los hombros contrarios, abrazándole.

- Shh, tranquilo, no estás solo, yo estoy a tu lado... - JeongIn abruptamente se alejó con un empujón y arrastrándose hacia atrás. No, no, no podía ser él, pero sí lo era.

SeungMin le miraba anonadado y confuso, ¿qué había ocurrido? ¿Hizo algo malo qué no le agradaba al menor? Sus pensamientos estaban hechos un caos. Unos ojos bien abiertos conocidos le acechaban en la oscuridad.

***

Creo que actualizaré los lunes, tengo el presentimiento que serán buenos días para hacerlo~

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Oscuridad y frío. •°SeungIn°• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora