Ojos color chocolate

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C apítulo 1

Son las 3:00 a.m y yo estoy viéndome en el espejo, preguntándome como es que hace seis meses era tan feliz y ahora, me siento totalmente sola con el alma rota.

El destino suele ser cambiante y cruel, aun que muchos creen que solo son las consecuencias de tus actos, o como diría mi madre "el que riendo las hace, llorando las pagas", solo que yo aun no logro comprende que fue lo que hice.

Luego de lavar mi rosto me obligo a ir de vuela a la cama, mañana será un día largo en mi nuevo empleo, todavía no puedo creer que este en otra ciudad, en otro país, ok en otro continente.

Cuando solicite los papeles para la beca, fue porque María mi mejor amiga de la universidad me obligo a hacerlo, realmente no pensé conseguirlo y de verdad puede ser intensa cuando se lo propone así que aplique y al igual que ella aquí estoy en Paris la ciudad del amor, lo que me es totalmente ridículo por que llegue aquí precisamente tratando de huir él.

Cuando estoy dispuesta a intentar dormir escucho ruidos, me levanto y salgo a sala para encontrarme con Maria besándose con un parisino, ¿cómo rayo es que llevamos 2 semanas aquí y ella ya se ha ligado 2 chicos?

- Maria- la llama con tono se mamá regañona, lo que hace que el muchacho deje las manos quietas y ella me mire.

- Los siento, no quise molestarte- dice con carita de perro y esas enormes pestañas.

- ¿Sabes que mañana tienes clases a primera hora? – le pregunto con reproche

- oh  vamos Hanna  no sea aburrida, deberías a acompañarme, mira lo que conseguí hoy- señala a su acompañante que nos observa, con cara de poco amigo al no entender nade de español.

Doy media vuelta de vuelta a mi habitación.

- ¡Aburrida! - Escucho que grita de desde la sala.

Ya veremos quién será la aburrida cuando la resaca se apodere de ella en plena clase de fianzas avanzada, gracias a Dios no cursamos las mismas clases.

Despierto por el olor a café que inunda el departamento, entro al baño y salgo lista para empezar mi medio día de trabajo, luego tendré que ir a la universidad gracias a Dios mis clases son por la tarde.

- Hanna- escucho a Mari llamarme desde la salsa

- Ya estoy lista, me voy contigo y nos despedimos en la cafetería.

Salgo de la habitación y maría está esperándome de pie al lado de la perta

- Pensé que nunca saldrías, voy a llegar tarde por tu culpa

- Deja el drama, ya vámonos.

Salimos del pequeño apartamento, es realmente muy pequeño, pero solo somos dos y no planeo estar mucho tiempo en él. Subimos a las mercedes negro de mari, sus padres han sido muy considerados al no dejarnos tomar el trasporte público en un país que no conocemos.

- A que hora se fue tu nueva conquista, ¿Cómo es que llevas dos ligues en, solo dos semanas? -pregunto con reproche

- Eso mismo me pregunto, de tu empleo ¿cómo lograste tener un empleo de mesera en solo dos semanas? – cuestiona – y mi nuevo amigo se llama Marco, no es un ligue es un compañero de clases, hubiéramos llegado a más, si no fuera por tu interrupción.

- Ok, la próxima trata de no hacer ruido cuando entren, podrías esperar a llegar al cuarto, ya estaban en casa- digo ironica 

- oh claro mamá, deberías salir con nosotros tratar de conocer gente, viniste aquí a conocer gente, pero no sales de ese cuarto y ya conseguiste empleo. – dice con deje de tristeza en la voz- se que no quieres saber nada de chicos, pero al menos debes divertirte.

- Sabes que no quiero salir, además vinimos a estudiar no a conseguir novio – digo un poco molesta.

Hace mala cara, pero no vuelve a decir nada.

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la cafetería es muy linda y acogedora, me hace sentir en casa, la señora Annette es mi jefa y es muy dulce a diferencia de mi compañera de trabajo, creo que no le caí muy bien, no ha parado de fastidiar mis mesas o intentar colocarme trabajo extra.

Casi al finalizar mi turno, llega una pareja de jóvenes, una chica de estatura promedio de ojos café, cabello negro y piel blanca, de unos 21 años y un chico con los ojos mas grises que he visto en mi vida, moreno y muy apuesto, entran tomados de la mano y solo bastan ver como se mirar para darse cuanta el gran amor que siente uno por el otro.

Trato de huir a cambiarme para entregar mi turno, pero noto a mi compañera ocupado con dos mesas y no me queda otra que atenderlos. Para cuando termino mi turno me siento un poco agotada y triste, no pensé que ver el amor que otras personas se profesan me afectará tanto, la forma en que él le hablaba me pego justo en mis recuerdos.

Camino a la universidad intento despejar un poco mi mente, así que estaciono en un pequeño parque, que queda unas cuantas cuadras antes. Camino un poco para calentarme, a pesar de que estamos en primavera y  el paisaje es realmente hermoso, dentro de mi es invierno, un solo y frio invierno. trato de alejar mi mente de esos ojos color chocolate que mi miraban y me hacían sentir viva, y esa sonrisa que me enamoraba día a día , remplazando esos pensamientos por las últimas palabras que escuche de sus labios.

- Lo siento, en ella vi todo lo que quise en ti.

Limpio un lagrima que se me ha escapado y me siento en una banca del parque a observar a las personas andar, un perro se me acerca un hueso de juguete y lo coloca en mis pernas.

- Hola hermoso- digo

- Max- escucho la voz de quien supongo que es su dueño- Max, ven me harás llegar tarde.

Levanto la vista para toparme con un joven alto, de unos 1.95 de estatura cabello bello negro, y una piel blanquísima, no de ese tipo de piel trasparente su piel,  su piel es tersa y firme, con un cuerpo trabajado vestido de ropa deportiva.

- Lo siento- se disculpa- a veces se me escapa

- No te disculpes, me encantan los perros-digo encogiéndome de hombros

- Oh, en ese caso mucho gusto, mi nombre es Elliot – dice estirando su mano

Lo observo un poco sorprendida por su confianza, pero al final tomo su mano.

- Hanna, un gusto – aprieta un poco mi mano y sonríe – ¿podrías soltarme?

- Lo siento, es que ere muy linda- coquetea.

Ok, otro mujeriego más, suelto su mano y  me levanto.

- Ok, adiós – digo dando la espalada

- Hey! Espera- dice tratando de retenerme – solo dije la verdad

Continúo caminando ignorando su llamado, cuando siento que camina a mi lado, parece que me he topado con un mujeriego insistente.

- Eres la primera chica que conozco, que no le gusta que le digan linda- dice

Cuando se da cuenta que no le voy a contestar, se detiene y cuando creo que me he librado de el escucho su voz

- Espero volver a verte, linda. 

Se llamaba amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora