Éste loco que te mira.

CAPÍTULO 4

- Despierta perezosa...-

- Ahora no me molestes... Ayer me obligaste a estar todo el dia en la maldita cama, ahora te aguantas.- Respondió Lien casi pegada al colchón.

-Al parecer ya estas mejor. Que dices si desayunamos afuera y vamos a Londres?- Preguntó Dominic en tono seductor.

- Tienes un gran don para seducir y manipular a las chicas verdad? Pero ni creas que caere en tus encantos Gringo.- Sonrió Lien y sin dudarlo salió de la cama.- Has entendido? No caeré en tus malditos encantos.-

El viaje a Londres fue muy comodo, Dominic tenía un auto de alta gama, por lo cual, parecia que aquel vehiculo flotaba sobre la carretera. Hablaban de todo un poco, de a ratos cantaban alguna cancion conocida y reian uno del otro por sus acentos y las pronunciaciones incorrectas de ambos.

En verdad Lien se estaba encariñando con aquel hombre. Pero, porque en tan poco tiempo? Podia alguien sentirse asi como ella se sentía, con una persona completamente extraña? Trato de alejar aquella incertidumbre y centrar sus pensamientos en disfrutar de los pocos dias que le quedaban, pero era casi imposible estando al lado de Dominic. Cada detalle, cada movimiento, cada palabra, le llamaba la atención, le atraía y porque no? Sin darse cuenta la estaba enamorando.

<Maldita sea, deja de mojar tus labios...> Penso Lien, mientras sus ojos se posaban en sus labios, sentia como si Dominic la estuviera invitando a imaginarse cosas indecorosas y eso le saco una sonrisa mientras meneaba su cabeza para espabilar aquellas imagenes en su cabeza.

Dos horas habían pasado desde que salieran de Birmingham, y habían pasado por lugares hermosos. Parques inmensos, edificaciones esplendidas y aun desde lejos, podían ubicar La enorme rueda London Eye ubicada a la orilla del Río Támesis. Las expresiones de Lien, dejaba claro que estaba maravillada con cada sitio que conocía. A Dominic le llenaba el corazon y sin decir una palabra, solo miraba de reojo sus reacciones, para no interrumpir la magia de sus conocimientos.

Llegaron al centro de Londres, y buscaron un buen lugar donde dejar el impresionante Lamborghini azul que conducía Dominic, para poder recorrer a pie por los alrededores. Quizá el no tenia intencion de usar una buena y educada conducta para llamar la atención de Lien. No se notaba ironia en su manera de ser, por lo que ella se dio cuenta que es era su manera de ser. Delicado, correcto, educado, paciente y hasta un poco sensible.

<Todo lo que a ti te falta Lien...> Penso ella con una estupida sonrisa.

Dominic salió del coche y mientras Lien tomaba sus cosas, él se dispuso a abrirle la puerta y le tendió la mano para ayudarla a bajar. Por unos segundos se detuvo a mirarlo sin comprender porque no todos los hombres eran así de atentos. Nuevamente la imagen de Leo se adueñó de sus pensamientos, recordando que él no se le parecia en nada a Dominic, ni una pizca. Con seguridad, Lien tomo su mano para bajar y el gesto a continuación la dejó aun mas  desconcertada. Cuando tomo su mochila para emprender la caminata, Dominic se adelanto y la tomo en su hombro para facilitarle el paseo a Lien.

-No voy a caer en tus encantos, oíste?- Gruño Lien mientras tomaba su brazo y comenzaban a caminar.

-Cuanto a que al final del dia te robo un beso?- Contraataco Dominic con una sonrisa.

-Eres un pervertido... No se porque confío en ti?- Soltó Lien con una sensación hermosa en su estómago.

Se sentía protegida, en cierto modo querida y que al fin alguien se dedicaba a sacarle una sonrisa y quitarle toda la tristeza con la que había llegado a ese extraño país. Leo no invadia sus pensamientos, solo aparecia cuando descubria las virtudes de Dominic y eso, en cierto modo, la llenaba de energia. Porque se decía a sí misma que ya no dependía de él, que ya no necesitaba de él. Que a fin de cuentas, seria aun mas feliz sin Leo a su lado. Se merecia alguien mucho mejor, y se lamento el haber derramado tantas lágrimas que de nada le sirvieron.