4. Determinación Detectivesca.

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En la siguiente clase, seguí pensando en lo que Elías me había dicho, no por ser una personaje de libro con perfil de acosadora o psicópata con complejo de obsesiva, sino, porque realmente me llamaba la atención que su rostro lo había visto en alguna jodida parte y, aunque fuera por la calle estaba la probabilidad de que me lo hubiera topado, y, si hubiese sido ahí, recordaría que hubiese sido en esa circunstancia y no en otra; Pero no, la testaruda y dramática Abby (toda una drama Queen) lo recordaba en la empresa, caminando por el pasillo de la entrada, cuando estaba tomada de la mano de mi padre, y mi recuerdo insiste que era ahí y nadie me iba a hacer cambiar de opinión, porque yo lo decía y punto, si me iba a morir de vergüenza por mi postura, pues me muero de burra y se acabó esta conversación y si digo que se acaba, se acaba, Abby porfiá'.

Tanto cuesta hacer entender a la gente ¿No?

Mi sensación no desaparecía (y no era hambre porque me comí un pan con queso), estaba completamente segura de que conocía el nombre de la empresa en la cual trabaja, de sus integrantes y con la convicción, fui donde mi padre con el pecho inflado pero de todos los latidos que daba, y armándome de valor(media hora antes, planificando la conversación) para consultar.

-Papá, ¿ENE es la empresa en la cual trabajabas hace unos años atrás?- Todo mi valor se fue a la punta (cresta) del cerro al momento de hablar, pues, sentía temor de que se diera cuenta de mi obsesión por obtener la respuesta, rogaba que no se diera cuenta y me hablara así sin más preámbulos de interrogatorios de por medio.

-Sí hija, aún hago trabajos de mallas para ellos, para las maquinarias del área de mantenimiento, ¿Por qué me preguntas éstas cosas?.

¡Oh joder!, Quizá se dio cuenta ya. 

-Es que hay un docente que hace clases en la Institución y, que trabaja también en esa empresa, pensé que lo podrías conocer, pero me dice que mallas nunca ha visto a lo largo de su vida, que debí haberme confundido, y yo me acuerdo bien hasta de los correos con los presupuestos y el email corporativo.

- Eras tan chiquitita y te acuerdas de esas cosas, si tenías diez años cuando te llevaba de la mano, puede haber una posibilidad que quizás él trabajaba en otra planta-

Rayos, ¿Cómo no lo pensé antes? y así yo quería ser ingeniero...

-Sí, quizás tienes razón, siento que lo he visto entrando a la empresa, la primera que me quedé en el auto y él iba entrando por la recepción y la otra cuando íbamos tomados de la mano para que no me escapara, pasó también por mi lado - Me encogí de hombros, abriendo la brecha a la duda, que mi padre percibió como una instancia de interrogatorio posiblemente interminable.

-¿De qué área está a cargo? ¿Y por qué quieres saber tanto de él?-

Oh, Oh... Mis sospechas eran ciertas ->Hablé de más.

- Administración, es Ingeniero en esa profesión, sólo quiero saber porque seremos colegas de la misma área y es un docente muy ¿Inteligente? - Otra vez no... ¡Soy mala mentirosa!

- Pregúntale por una de las personas a las cuales le has enviado algún correo a lo largo del tiempo, por Rafael de seguro te acuerdas -

¡Bingo! diez avemarías y un padre nuestro para que no me siga interrogando más.

-Sí, es un hombre simpático y canoso que me cae bien, y siempre me daba dulces mientras te esperaba -Sonreí- creo que iré a mi habitación - Desaparecí en ese instante un poco más esperanzada y tan rápido como pudiera, así mi padre no me preguntaría más, mis aseveraciones no eran tan erróneas como pensaba.

¿Y si me porto mal? © // En edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora