1. Ojos Grises.

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¡Hola gente! Partiré por algo poco usual en un libro, con una definición de mí para que se contextualicen de mis desgracias; soy una mezcla entre:

-> Fracaso en el amor.
-> Hambrienta de comida (lo aclaro porque algunas almas cándidas llenas de amor asocian mi hambre en cosas obscenas que no van con este libro, o quizá sí...)
-> Testaruda: cuando tengo una idea en la cabeza es más fácil arrancarme la cabeza que la idea,
-> Distraída: cuando aparece una mosca, polilla, insecto, lo que se mueva, brille y destaque, es sinónimo de que capta mi atención de manera inmediata.
-> Más lenta que una tortuga (ya sabrán por qué)
-> Chuquilla,
-> Destartalada (me visto con lo primero que encuentro y sé que suena muy cliché para todo tipo de historias de wattpad, pero lo mío llega a los extremos.)
y con mi característica única y cliché para otros libros que están esparcidos por Wattpad;

->> NULA CAPACIDAD PARA EXPRESAR MIS EMOCIONES EN EL MOMENTO OPORTUNO Y ADECUADO.<<- tomen nota de eso, no digan después que no se los advertí.

Y físicamente soy una latina común y silvestre, pelo castaño, ojos café, altura de 165 cms. La belleza es subjetiva, depende de los ojos y mente que me aprecian con todo mi esplendor.

Primer día de clases: tick tack tick tack...


Una batalla interna para salir de casa a las 17.00 PM, según lo que recordara del mundo exterior (narro así porque pasé unos cuantos años sin salir de mi cueva); enfrentarme a una ciudad desastrosa, donde todo el mundo anda a tropezones y empujones para alcanzar el medio de transporte, y llegar prontamente a sus casas en horario peak, sentirte en el ganado cuando te aplastan y más de seis personas invadiendo tu metro cuadrado en el metro o en la micro, apestaba literalmente; a dientes sin lavar, axilas sudorosas, traseros gaseosos y pies.

Siendo consciente de ello y que me quedaban tres arduos años para soportar ese tipo de tortura, sin pensar en la práctica de mi carrera, el trabajo que me quedaba por ejercer y teniendo 21 años me quedaban en total 5 décadas gracias a los presidentes de Chilito lindo que alargaron la edad de jubilación a 70 años, así que sí o sí me debía acostumbrar a esa realidad; ya más mentalizada como podía, salí a zancadas de mi habitación, despidiéndome de mi doncella con mis metas claras "construirle su habitación de ensueño y obtener al fin el cartón", nada podría ser peor, salvo que me diera la crisis existencial del "No sé qué hago estudiando aquí, debería estar en otra carrera" como ocurrió en muchas oportunidades a miembros de mi familia (que me criticaron más de una vez la maternidad) y compañeras del colegio.

-Mi pequeña, nos veremos más tarde, pórtate bien con la abuela y por favor no hagas travesuras- Le di un beso en su frente.

Mi bebé me miraba con cara de no entender qué era lo que trataba de decir; Puse mi playlist al máximo volumen con la música sonando a través de unos audífonos (no soy de las que moleste a la gente en la calle con mis ruidosos tarros y gritones gustos) y me encaminé hacia lo que sería mi "segunda casa" en la cual conviviría con gente... Eww... por tres años... Eww

"Sólo es hasta que consiga mi título, no puede ser tan terrible alcanzar esa primera meta" y continué pensando cómo podría hacer amigos y amigas, si ni yo misma me soportaba.

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Después de un buen rato de viaje (aproximadamente 45 minutos luchando para subir al metro en la estación Baquedano), me encontraba ya en el segundo piso del Instituto, en el casino abierto, pidiendo una fruta para comer y algo de beber que no recuerdo, porque no es importante... Al menos para esta historia, o quizás sí podría serlo, si es una bebida como la Coca-Cola que me produce gases intestinales y hediondos.

¿Y si me porto mal? © // En edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora