Louann miraba a la ventana, dormida en sus propios pensamientos, excluida del mundo real, absorbida por el deseo de seguir viendo el paisaje que se podia observar desde su ventana. Las ramas de un arbol rozaban suavemente el cristal, y cedían con el viento.
Era otoño, la estación favorita de Louann. Todo el día las nubes cubrían el cielo, dando un aspecto tétrico y depresivo al ambiente, pero a los ojos de Louann, era el ambiente perfecto.
A pesar de que Louann no era muy buena dando buenas primeras impresiones, o socializando, una vez que la conocías, y ella tomaba confianza, podía expresarse mejor,podía sentirse más cómoda en la presencia de esa persona, podía ser sincera, podías ver la belleza que ella llevaba por dentro, invisible para la gente común.
Entonces, Louann bajó la mirada hacia su taza llena de líquido negruzco y agradable al sentido del olfato, café. El café era el principio de la felicidad de Louann, a pesar de mantenerla un tanto hiperactiva, no había nada en el mundo que se comparase a una buena taza de café.
Escuchó pasos acelerados provenientes de las escaleras, lo que hizo que tomara el café de unos cuantos sorbos, evitando la idea de poder atorarse. Luego, se levantó bruscamente y tomó al pequeño bebé sentado en la alfombra. Lo tomó con firmeza con el brazo derecho y con la izquierda tomó su mochila y salió de su casa. Sin mirar atrás entró en el auto rojo esperando por ella, puso al pequeño bebé en su asiento especial y posó la mochila en la alfombra del auto, y entró en él.
- Ten cuidado con Jasson. - dijo con voz firme el conductor, su padre.
Louann no respondió y sólo se limitó a bajar la mirada, cerrando la puerta y mirándose sus manos.
El click de la puerta de la casa abriendose provocó que Louann mirara en dirección a esta, pudiendo ver a su hermana, Clara, salir de esta, cerrando la puerta por detrás, con una polera sencilla de color gris, una mochila roja, colgada de un solo hombro, jeans y zapatillas blancas. Entró por la puerta de copiloto del auto, y de cerca, Louann pudo ver lo despeinada que se encontraba su hermana. "Estudiar medicina debe ser un poco duro" - se dijo a sí misma.
El auto se encendió con una fina vibración y retrocedió saliendo del garage de la casa, y siguió su camino, dejando atrás la casa de dos pisos color beige.
Louann dirigió una mirada a Jasson, el cual estaba distraída mirandose las manos, como si nunca habría visto nada igual. Sonrió ante lo gracioso que era la escena. Tomó la pequeña mochila que su padre había dejado y la abrió, viendo el contenido de esta. Tomó la mamadera con agua tibia, y el pequeño taper con leche en polvo, vació dos cucharadas y media en la mamadera y batió con fuerza.
- Bien, Jasson, hora de comer. - le dijo sonriendo y desabrochando el asiento para poder volver a tomarlo en sus brazos.
El bebé de tan solo un año y medio tomó sin dificultad la mamdera mientras cerraba lentamente los ojos y bebía poco a poco el contenido de esta, y Louann le acariciaba sus pequeños rizos negruzcos.
Liego de unos minutos, el auto se detuvo y Clara salió sin decir palabra alguna y corrió hacia la universidad.
El auto siguió su camino, hasta llegar a la guardería, y hasta ese momento, Jasson ni siquiera había acabado su leche, pero Louann tomó la mamadera, le puso su tapa y la metió en la mochila del pequeño.
Su padre abrió la puerta del auto y le quitó bruscamente el bebé de sus brazos, se lo entregó a una mujer morena con rizos cafés, y un ranto alta, que salió en cuanto reconoció el auto. Pero una vez que Jasson fué entregado junto con su mochila, el padre de Louann se quedó hablando con la mujer, mirandola como un estúpido, entonces, aunque Louann estaba dentro del auto, separado por unos cuantos metros, pudo darse cuenta de las intensiones de su padre. Reconoció la mirada boba, era la misma mirada que tiene un hombre al querer conquistar a una mujer. La morena se rie como idiota y mira hacia abajo como si fuera inocente, a pesar de que su padre tiene el doble de la edad de la mujer, la mujer le sigue el juego. Louann frunce el ceño, y siente sus mejillas calientes, aunque hayan pasado un año y medio desde que su madre murió, la herida que tiene Louann no había cicatrizado, pero al parecer la supuesta herida de su padre ya lo había hecho hace mucho tiempo.
Sin decir palabra alguna, una vez que su padre retomó la labor de chofer designado, siguieron su camino, y una vez más, Louann estaba absorbida por sus pensamientos durante el viaje.
Cada vez que veia el cielo se preguntaba cómo sería su mundo si su madre hubiera vivido. Cada vez que veía el cielo, el dulce y suave azul la envolvía, y la llevaba lentamente al llanto, pero Louann aprendió a llorar para sí misma. Aprendió que el sufrimiento se debe aprender a controlar, a no dejarlo ir. Pero en el fondo, Louann tenía el paciente anhelo de encontrar el lugar donde pertenece, el lugar donde no haiga sufrimiento, y tal vez, sea junto a su madre.
Louann tenia una guerra consigo mismo cada vez que tocaba el tema de Dios. Su madre era creyente, y Louann sabía que ella no había perdido su fe, ni siquiera en su lecho de muerte.
De todas maneras, Louann sacudió su cabeza, haciendo a un lado los pensamientos que hacían que sus heridas no sanaran. Entró en el colegio, un edificio, no era tan grande en cuanto al espacio ocupado, ya que la mayoría de todos sus cursos eran en pisos superiores.
Y como cada día, a los ojos de Louann, la mañana es un nuevo comienzo.
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Lágrimas bajo la lluvia
PertualanganLouann no vivía una vida perfecta, tampoco una vida feliz, pero nunca pudo llegar a imaginar la causa de la destrucción de esta. Tendría que aprender a proteger a sus seres queridos, y a ella misma para poder sobrevivir en el cruel mundo que se ha...