La cena de Nathaniel y Lysandro estuvo increíble, al igual que todas esas veces en las que han salido. El menor no podía estar mas encantado de ello. Desde el momento en que Nathaniel lo fue a traer a su casa hasta cuando lo fue a dejar, no había parado de sentir aquellas maripositas en el estómago sin importar cuantas veces hayan salido ya. Nathaniel alteraba su corazón.
-¡Lo quiero en casa antes de las diez, Nathaniel! -gritó Josiane desde la cocina antes de que Lysandro cerrase la puerta de la casa.
-No te preocupes por ello. -grita Nathaniel. No puede evitar sonreír cuando ve frente a él a su pequeño peliblanco acomodándose el cabello. Nathaniel se acerca a él, rodeando sus manos en su cintura.
Lysandro hace esas preguntas extrañas que siempre dice- ¿Sabías que un loro puede decir al menos unas 500 palabras?
Pero eso no importa, a Nathaniel le encanta así.
-No creo que sean tan capaces de hacerlo, los loros de mi abuela solo sabían picar, gritar y comer.
-Pero son muy tiernos- Lysandro hace ese puchero que altera todos los nervios de Nathaniel. El castaño baja su vista hacia sus labios y lo ve, oh como deseaba besar esos labios.
-Al diablo los loros- se ríe y justo en el momento en que el peliblanco quiere hablar, Nathaniel lo acerca más a él y lo besa. Oh, demonios. Los besos de Nathaniel sabe como debilitar el cuerpo de Lysandro. En esos momentos eran los mejores, cuando salían juntos, sin preocupaciones de nada ni nadie, solo ellos dos.
El beso se termina y Nathaniel aún no puede calmar los rápidos latidos de su corazón. Si Lysandro tuviese la idea de cuanto lo amaba....
El castaño lleva al menor a ese restaurante que tanto amaba. Donde pides una reservación y en vez de darte una mesa, te llevan al jardín y te escogen un lugar para que puedas comer. Haces tu pedido y es como si estuvieses en un picnic. Lysandro amaba ir allí, no solo porque era un lugar muy hermoso y distinto al resto de restaurantes, sino porque era pintoresco y al ver las estrellas adornar aquel cielo, lo hace sentirse cómodo, y mas si tiene a Nathaniel con él.
Nathaniel se sienta primero en aquella manta roja acompañada de varias velas aromáticas. Están arriba de la colina, donde pueden ver al resto de parejas y familias también. Cuando Lysandro está por sentarse a su lado, Nathaniel jala su mano y lo hace sentarse entre sus piernas. Lysandro suelta una risita y se recuesta en el pecho del mayor. Este sonríe satisfecho.
Envuelve sus brazos en el cuerpo de el peliblanco apretándolo en un fuerte abrazo de oso mientras de esos juguetones besos en su cuello. A Lysandro le dan escalofríos y cosquillas. El menor baja su vista a esas fuertes manos que están sobre su estómago y empieza a jugar con ellas, deleitándose en los fuertes que pueden ser estas. Nathaniel vuelve a apretar el agarra y Lysandro chilla.
-Ay mi pancita.
Si las personas muriesen de ternura, el rubio ya habría muerto. Nathaniel mantenía su cuerpo sano y cuidaba sus comidas debido al deporte. Boxeo no es una cosa en la que digas "puedo comer cuanto quiera" y mas que ahora estaba en el equipo de americano en la universidad. Pero Lysandro.... Lysandro amaba comer. Y no era gordo, no, no lo era. Pero tenía una pequeña pancita que cuando lo abrazabas podía sentirse.
A Lysandro no le gustaba, pero Nathaniel la amaba.
La cena, cuando estas acompañado de un amor, no solo está hecha para comer. Sino para hablar, bromear, ríe, compartir caricias y muchos besos. Nathaniel no había dejado que Lysandro se acomodara para comer, no había querido soltarlo. Se sentía tan bien así.
Así que Nathaniel le daba de comer a su pequeño novio, haciéndolo sentir aún más pequeño. Le encantaba robarle sus papas fritas y le recompensaba con un corto beso de disculpas.
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Posesivo || Nathaniel X Lysandro
FanficCastiel quiere ser amigo de Lysandro sin ser golpeado por Nathaniel Nathaniel es demasiado celoso y posesivo. Lysandro simplemente es demasiado tierno. ●Autora Original: LOUISPETERO ●Género: Romance ●Advertencias: Contenido explícito, cualquier a...