No permitas que te toque. #27

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 No supe en qué momento me quedé dormida. De pronto, sentí el peso de alguien sentándose en la cama y una suave mano que empezó a acariciarme la espalda, abrí los ojos y giré mi cabeza, era kai que me miraba con deseo y aunque estaba que reventaba de los celos no iba a tener relaciones con él sólo por venganza.


– Kai no estoy de humor ahora, me duele la cabeza, estoy cansada por el viaje.
– Está bien, como quieras, luego estás reclamando y ahora sales con que te sientes mal – dijo molesto levantándose de la cama.
– Claro, yo sí tengo que aguantarme que tú prefieras trabajar que hacerme el amor y con una vez que yo me niego me lo echas en cara.
– No quiero volver a discutir contigo ___, ya tuve suficiente por hoy de recriminaciones, ¿no que te duele la cabeza?
– Pues sí y mucho, buenas noches – dije molesta y me puse la almohada sobre la cabeza.

Minutos después él se acostó a mi lado, apagó la luz de la mesa de noche y me dio la espalda sin decir nada. Apreté la almohada de coraje, estaba por levantarme para ir a dormir al sofá cuando mi telefono sonó, lo tomé y era número oculto.

– Hola – contesté desconcertada.

– Tienes cinco minutos para bajar a la cocina o subo y le cuento todo a kai, recuerda que tengo una prenda que te pertenece – sentenció kook y me colgó.

El enfado que yo sentía se transformó en pánico, por el tono de su voz, supe que su amenaza no era en vano y no podía permitir que eso sucediera, no tenía la menor idea de cuál sería la reacción de Kai y francamente no quería averiguarlo y menos con la mini discusión que acabábamos de tener.

– ¿Quién era? – preguntó Kai sin voltear a mirarme.
– Nadie, me colgaron, voy por un vaso de agua para tomarme una pastilla – respondí poniéndome las pantuflas y levantándome de la cama.

kai no me dijo nada más y salí de la habitación con el pulso hasta las nubes, ¿qué se creía jungkook para amenazarme de ese modo?, cuando él estaba de lo más contento con su noviecita, me iba a escuchar, si a esas íbamos yo también tenía varias cosas que contarle a Lisa, que seguramente no le agradarían para nada.

Desde la sala se distinguía la luz proveniente de la cocina, tomé un respiro y entré. jungkook estaba parado, recargado en el mueble junto al lavabo, sosteniendo mi pañuelo entre sus manos. Mis ojos se abrieron de par en par al verlo, definitivamente no estaba jugando, estaba dispuesto a decirle todo a kai y entregarle pruebas contundentes.

– ¿Qué pretendes? – pregunté seria y molesta cruzándome de brazos.
– No quiero que él te toque – respondió usando el mismo tono de voz que yo.
– Es mi novio, ¿lo olvidas?, ¿acaso yo te estoy prohibiendo que lo hagas con tu novia?
– ¿Cuántas veces tengo que decirte que Lisa no es mi novia?
– Que cínico eres, ¿cómo te atreves a negarla después de lo que he visto hoy?
– Pues no se compara con lo que yo vi – exclamó acercándose a mí.
– Pues yo no niego a Kai, sabes perfectamente que es mi novio – dije caminando hacia atrás
– No me lo recuerdes – dijo acercándose más – no me hagas recordar que lo vi dándote un beso.
– Pues eso es lo que hacen los novios, ¿no?, no sólo cocinan y cantan juntos y se toquetean frente a otros – seguí caminando y topé con la nevera.
– Con un demonio – exclamó exasperado a pocos pasos de mí – ¡Lisa no es mi novia!, es mi amiga de toda la vida.
– Mira qué casualidad, jungkook y yo también nos conocemos desde niños.
– Ahora comprendo porque recurriste a mí – dijo sarcásticamente poniendo sus manos al lado de mis hombros impidiéndome el paso.
– ¡Cómo te atreves! – exclamé y quise darle una bofetada, pero me atajo la mano.
– Sabes que tengo razón, si él cumpliera con sus obligaciones no tendrías ninguna necesidad de citarte con un extraño.
– Fue una estupidez de la que ahora me arrepiento – exclamé soltándome, pero él rápidamente subió el brazo y volvió a hacerme prisionera.
– ¿En verdad te arrepientes? – preguntó a milímetros de mis labios y aspiré su aliento embriagador – ¿estás segura? – agregó acariciando suavemente mi cuello y luego descendió su mano a uno de mis senos que masajeó encima de la ropa, mirándome fijamente a los ojos.
– Basta, por favor – dije con un hilo de voz, no podía controlar mi cuerpo cuando él me estaba tocando y tenía su aliento clavado en mi nariz.
– ¿En serio quieres que me detenga? – susurró en mis labios mientras su mano bajaba por mi costado hasta mi nalga que apretó y luego pegó su cuerpo al mío, uniendo nuestros sexos que sólo los separaba la delgada ropa de nuestras pijamas.
– Alguien puede bajar – dije con dificultad, olvidando todo el enfado.

Eres mi tentación » J.jkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora