POR EL COMIENZO

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"Toda buena historia comienza con un poco de miedo"

Encerrada en la oscuridad, todo mi cuerpo duele y no tengo idea de dónde demonios me encuentro lo único que veo es oscuridad, algunas imágenes llegan a mi cabeza, pero sigo sin entenderlo de alguna manera sé que esto tienes que ver con ellos.

De un momento a otro vuelve a mi cabeza.

¡Savannah!

¿La habrán capturado conmigo?

Intento susurrar su nombre, pero nadie contesta solo el ligero eco de mi voz.

¿Tal vez está en otra camioneta?

Pero solo recuerdo una. La soledad y oscuridad me rodea y me comienzo a desesperar. La camioneta se detiene y cuando escucho unos pasos de inmediato me arrincono en una esquina, aunque sé que esto no servirá de mucho pero el miedo me invade. Justo cuando los pasos se detienen escucho el sonido de una cerradura y cierro los ojos.

Por favor que solo sea una pesadilla.

En el presente

A través de la gran ventana de vidrio podía ver a los niños jugando en el parque y a las parejas pasando un buen rato. Cuando la dulce voz de mi amiga atrae mi atención. Ella coloca mi orden de té frío enfrente de mí y luego ella se sienta en el asiento enfrente con su taza de café humeante. Su cabello brilla con la luz del atardecer, en realidad su color de cabello natural es castaño, claro después de que se hiciera las californianas su cabello brilla más cuando el sol está presente. Miro mi cabello castaño claro.

Tal vez debí pintármelo cuando ella me ofreció.

Quite la idea de mi mente y tome un sorbo de mi exquisito té frío y la vi a ella tomar un sorbo de su bebida.

—Nunca entendí porque te gusta el café — comenté con asco.

—Me gusta, además me ayuda a levantar el ánimo.

—Si te quieres levantar el ánimo podemos comprar una botella de Vodka y pasar una noche de no recordar.

—No nada de alcohol para ti jovencita— le di una sonrisa de malicia, adoro saber cómo fastidiarla.

Jugué con la pajilla de mi bebida mientras me perdía en mis pensamientos cuando ella vuelve a hablar.

—¿Hay problemas en casa? - no me sorprendió su pregunta ella me conoce como la palma de su mano y siempre se preocupa por mí.

—No nada ... ¿Qué me dices de ti?

—Nada.

El momento no era incomodo era ya costumbre meter el tema de vez en cuando. El olor a pan recién horneado e el sonido de personas hablando y disfrutando de su comida volvía a esta cafetería uno de nuestros lugares favoritos. Pasamos el resto de la tarde hablando cuando sin darnos cuenta era hora de regresar.

De vuelta a la universidad, poca gente seguía en los pasillos ya casi era la hora límite de estar afuera de las habitaciones o como yo y Savannah le decimos "toque de queda"

—¿Me acompañas a comprar un bote con agua?

—Sí pero rápido solo quedan veinte minutos.

De camino a la cafetería logramos encontramos a la directora Petrova con dos chicos detrás de ella.

—Jovencitas... no deberían de estar en su habitación.

—Solo íbamos por una botella de agua.

—Bien... pero no se demoren.

Observe a los chicos que la acompañaban y algo en mi decía ¡peligro! Pero había una magnética atracción que no podía explicar. Uno de ellos me volteo a ver y cuando sus ojos encontraron los míos sentí una corriente de energía recorrer mi espalda, de inmediato bajé la mirada. Sus ojos quedaron impresos en mi memoria, eran cafés oscuros, pero tenían ese toque calculador e intimidante. Sentí a Savannah tomarme de la muñeca y jalarme hasta la máquina de refrescos.

—¿Qué te paso allá?

—Ellos... me parecen intrigantes - recosté mi hombro al lado de la máquina viendo el camino donde se fueron mientras mi mejor amiga sacaba su bote de agua.

—No comiences debe de ser una tontería tuya.

—No es tontería.

—Nikki— me miró como si fuera una niña de siete años, rodé los ojos ni siquiera mi mejor amiga me cree.

—Solo son chicos nuevos— vi el rubor en sus mejillas.

—¿Con que echándoles el ojo?

—Tonterías— abrió la botella y bebió un sorbo intentando ocultar su sonrisa.

—No intentes evitarlo te conozco mejor que a mí misma.

—Okay si parecían atractivos, pero eso no significa nada— reí.

—No te culpo.

—Te recuerdo que tienes novio.

—Igual que tú y eso no evitó que miraras a un chico atractivo— mi tono burlón cada vez la irritaba más. Ella solo puso los ojos en blanco y comenzó a caminar, el cielo comenzaba a oscurecer, miré el reloj de mi muñeca y solo quedaban diez minutos para las cinco, salí corriendo detrás de ella.

(...)

Al día siguiente en la hora del almuerzo como nos es de costumbre nos sentamos en la mesa habitual junto a Jessica. Jess es una buena amiga nuestra, aunque es diferente a los demás, Savannah la describe como la nerd sexy y con mucha razón, físicamente es lo que se dice atractiva. Su cabello es color café oscuro largo hasta la cintura liso y con luces azuladas que la hacen resaltar algo que le encanta. De figura es todo por lo que lo chicos sueñan en una mujer a lo que se le define a curvas alucinantes. Pero al ser una Barbie tiene la diferencia de tener cerebro.

—¿Cuándo es la próxima práctica? — me pregunta ella para después meter una uva a su boca.

—En una hora, pero quiero ir antes para calentar ¿me acompañas?

Yo y Jess somos parte del equipo de animadoras, ahí fue donde la conocí.

—Tengo clase de literatura, pero no sería la primera vez que falto así que si — una risita escapó de mis labios, pero seguí mi concentración en terminar mi tarea de matemáticas.

Justin apareció de repente detrás de Savannah estampando un beso en su mejilla sobresaltándola.

Busque detrás de él tratando de encontrar a Adam, pero un par de manos en mi cintura me tomaron por sorpresa.

—¿Te asuste cariño? — dejo un beso húmedo en mi mejilla.

—¿Dónde estabas? — voltee a verlo sonriente.

—Practica de basquetbol— se acercó hasta darme un corto beso en la boca.

—¿Qué haces?

Cerré mi cuaderno.

—Solo adelanto algo de tarea— el acomodo su mochila junto a la mía en el suelo y se sentó a mi lado colocando su brazo sobre mis hombros. Le sonreí y mi mirada viajó hacia la máquina de refrescos, al lado se encontraba el chico de ojos cafés quien miraba hacia nuestra dirección.


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Entre BalasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora