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:: casa byers, 4:33 p.m.


La campaña de calabozos y dragones acababa de comenzar hace menos de media hora, aún así, en todo ese tiempo, Mike Wheeler había estado ansioso y contando cada minuto y segundo que pasaba.

Si bien sus amigos ya lo habían notado distraído, sabían que no tenía caso decirle nada, él por su parte estaba contemplando el cielo a través del vidrio de la ventana mientras distintos pensamientos rondaban su cabeza.

– Mike, pásame la carta, a tu derecha.

– Ah, ten.

Respondía y actuaba cómo un robot en modo automático, y luego de hacerlo,  regresaba a su papel de fantasma en la esquina de la sala.

Ahora estaba mirando la pared.

Dos minutos pasaron y volvieron a llamarlo. –Hey, Mike, ¿Es que piensas estar ahí sentado como un hongo todo el día? Es tu turno.

Volvió a acercarse a la mesa con el tablero.  – Si, lo siento, me distraje pensando.

Recibió el dado y lo tomó entre sus dedos, largos y delgados, tomó un poco de impulso con la muñeca y se preparó para lanzarlo.

– Vamos, mierda, que sea un doce

– Cállate Dustin, déjalo lanzar.

Y entonces sonó su alarma, el reloj en su muñeca marcaba las 4:45.

– Carajo, la hora.

Le entregó a Dustin el dado, quien se tardó unos segundos en reaccionar porque había estado esperando en suspenso el número.

– Eh, chicos, lo siento, ya me tengo que ir, lo continuamos otro día, o, sigan jugando, hagan como si hubiera muerto o algo.

– ¿Qué?

–  Hey, Michael, ¿Cómo se te ocurre abandonar la campaña a la mitad? No, no, siquiera llevamos veinte minutos, amigo, ¡Por lo menos lanza el dado!

– ¿Cómo puedes solo largarte y decirnos que finjamos que estás muerto? Estás totalmente loco – Habló Dustin, con un tono que demostraba lo mayormente indignado que estaba comparado a los otros dos.

Mike removió un poco su cabello y bufó. – Deja el histrionismo, ya, está bien, ahí va, listo, cinco, ten, cuídense, los veo luego

Dijo esto mientras agitaba el dado en su propia mano, vagamente giro la mirada para reconocer el número y volvió a dejarlo en manos de Dustin.

Se apresuró a ponerse de pie, ignorando las quejas de sus amigos, no es que no disfrutara jugar con ellos pero en este momento tenía algo más importante, a alguien más importante a quien tenía y quería ver.

Se agachó en la esquina de la mesa para recoger su mochila y demás cosas del suelo, encontrándose con una mirada verde y tenuemente triste que le era imposible evitar al levantarse.

– Mike, ¿Realmente te tienes que ir?

Antes de poder responder, titubeó, pero fue sólo por un segundo.

✦ 彡MUTUAL┇ byler.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora