¤♡Dulce Venganza♥*《Justin Bieber y tu》

Capítulo 38

Volví a pisar el freno con mas dureza y por fin me respondieron los controles de ese para detener el Ferrari con un rechinon de llantas; reteniendo nuestros cuerpos y regresandolos al asiento con la cabeza hundida en la cómoda. Abrí mis ojos a mas no poder sintiendo como a mi sangre se le bajaba la dosis de adrenalina que corría hace unos instantes. Giré mi cabeza en direccion hacia  la derecha observando a Perrie jadear y con un gestó de su maximo susto.

Me subí unos pocos centímetros para ver si el perro salchicha estaba;efectivamente aún seguía ahí, mirando las placas del auto con una cara indescriptible cómo Perrie la tenía al ver como se quedaba aquel cachorro mirándonos. El perro salchicha apoyo su cabeza a un lado y siguió mirandonos como un tonto. Pasaron mínimo 2 minutos observandonos con el perro en una escena humorística. El salchicha acomodó su caminata para seguir caminando y dejarnos pasmadas.

-Despacio porfavor -pidió Perrie-

Yo solo arranque el motor con delicadeza y acomode la palanca para dar marcha pisando el acelerador con plena suavidad,  el auto respondió desplazando las llantas en el pavimento en forma "normal". La rubia que tenia a mi lado solo se le tranquilizó la respiración y se acomodó mas tranquila,  poniendo su vista en frente, viendo como pasábamos unos cuantos arboles que se encontraban en los pequeños jardines que yacían enfrente de algunas casas. Resople como un caballo haciendo un extraño sonido con mi boca, tratando de mostrar aburrimiento; Perrie fruncio el ceño y me miro, yo igual pero por el rabillo de mi ojo sin perder la concentración por las calles.

-¿Que? -pregunté molesta, sin verla-

-¿Aún quieres avanzar rápido; después de ponernos en peligro al igual que al cachorro? -preguntó irónica-

-Si. -afirme-¿hay algún problema?- intimide, ella hizo lo mismo que yo y dejo su vista en la ventana que estaba a su lado-

Aún no llegábamos y seguíamos sin hablar con un ambiente tan tenso que se podía cortar con un cuchillo, dirigí mi mano hacia la radio y la prendi en busca de alguna estación que no se tan hormonal o exageradamente feliz. Cambiaba y cambiaba sin encontrar alguna estación que quería escuchar. Mordi el interior de mi mejilla para detener el músculo que saltaba de mi mandíbula. Estaba molesta y furiosa

Apagué la redio de un golpe y seguí con mis manos en el volante apretando el cuero negro. Necesitaba calmarme.

-¿Falta mucho? -pregunté a Perri con frialdad-

-No, solo dobla a la siguiente manzana y entra por donde veas un pequeño parque para que me digas el edificio que quieres -respondió ella de la misma manera que yo-

-Esta bien- acepté- Lo siento Perrie. Pensé que te gustaría sentir la adrenalina por eso lo hice, pero ya entendí que tu no eres cómo yo y bueno te acepto, solo porque necesito una amiga -dije-

-Bien ____(Tn). Disculpa aceptada -informó, yo rei y ella me siguió con una carcajada para que ya después estuviéramos hundiendo el dentro del auto con miles de ellas-

Seguí las indicaciones que Perrie me habia dado al llegar al final de la manzana y le informé sobre el edicio. Tan solo paramos en el parque y habían dos niños pequeños rubios jugando en columpios mirando el suelo columpiandose perdidos en sus pensamientos y anhelos. Ellos notaron nuestra presencia nos miraron espantados, se levantaron alarmados y empezaron a correr dentro de un edificio cerrando la puerta.

-Es aquí -señaló Perrie-

Caminamos por la puerta que habían cerrado los dos pequeños, y entramos como si fuéramos unos clientes más. Una señora con gafas de aumento levantó sus ojos en dirección a nosotras y dejo su libro que tenía en las manos en la pequeña mesa que era su escritorio.