La sirenita : capítulo 2

295 47 1
                                    

Pero sus gritos, silenciados por el rumor del viento, no fueron oídos, y las olas, cada vez más altas, sacudieron con fuerza la nave.

Después, bajo los gritos desesperados de los marineros, la arboladura y las velas se abatieron sobre cubierta, y con un siniestro fragor el barco se hundió.

Eren,  que momentos antes había visto cómo el joven capitán caía al mar, se puso a nadar para socorrerlo.

Lo buscó inútilmente durante mucho rato entre las olas gigantescas.

Había casi renunciado, cuando de improviso, milagrosamente, lo vio sobre la cresta blanca de una ola cercana y, de golpe lo tuvo en sus brazos.

El joven estaba inconsciente, mientras Eren, nadando con todas sus fuerzas, lo sostenía para rescatarlo de una muerte segura.

Lo sostuvo hasta que la tempestad bajo.

Al alba, que despuntaba sobre un mar todavía lívido, Eren se sintió feliz al acercarse a tierra y poder depositar el cuerpo del joven sobre la arena de la playa.

Al no poder andar, permaneció mucho tiempo a su lado con la cola lamiendo el agua, frotando las manos del joven y dándole calor con su cuerpo. Hasta que un murmullo de voces que se aproximaban lo obligaron a buscar refugio en el mar.

“¡Corred! ¡Corred!” gritaba una dama de forma atolondrada.

“¡Hay un hombre en la playa!” “¡Está vivo! ¡Pobrecito! ¡Ha sido la tormenta…! ¡ Llevémosle al castillo!” “¡No!¡No! Es mejor pedir ayuda…” La primera cosa que vio el joven al recobrar el conocimiento, fue el hermoso semblante de la mas joven de las tres damas.

“¡Gracias por haberme salvado!” Le susurró a la bella desconocida.

Eren, desde el agua, vio que el hombre al que había salvado se dirigía hacia el castillo, ignorante de que fuese el y no la otra, quién lo había salvado.

Pausadamente nadó hacia el mar abierto; sabía que, en aquella playa, detrás suyo, había dejado algo de lo que nunca hubiera querido separarse.

¡Oh! ¡Qué maravillosas habían sido las horas transcurridas durante la tormenta teniendo al joven entre sus brazos!

Cuando llegó a la mansión paterna, Eren empezó su relato, pero de pronto sintió un nudo en su garganta y, echándose a llorar, se refugió en su habitación.

Días y más días permaneció encerrado sin querer ver a nadie, rehusando incluso hasta los alimentos.

Sabía que su amor por el joven capitán era un amor sin esperanza, porque el, Eren, nunca podría casarse con un hombre.

Sólo la Hechicera de los Abismos podía socorrerlo.
Pero, ¿a qué precio? A pesar de todo decidió consultarla.

“¡…por consiguiente, quieres deshacerte de tu cola de pez! Y supongo que querrás dos piernas.

¡De acuerdo!  Dijo la bruja " pero con una condicion" ” Deberás darme tu hermosa voz y te quedarás muda para siempre! Pero recuerda: si el hombre que amas se casa con otra, tu cuerpo desaparecerá en el agua como la espuma de una ola.

“¡Acepto!” dijo por último Eren y, sin dudar un instante, le pidió el frasco que contenía la poción prodigiosa.

Se dirigió a la playa y, en las proximidades de su mansión, emergió a la superficie; se arrastró a duras penas por la orilla y se bebió la pócima de la hechicera. Inmediatamente, un fuerte dolor le hizo perder el conocimiento y cuando volvió en sí, vio a su lado, como entre brumas, aquel semblante tan querido sonriéndole.

El príncipe allí lo encontró y, recordando que también él fue un náufrago, cubrió tiernamente con su capa aquel cuerpo que el mar había traído.

“No temas” le dijo de repente,”estás a salvo. ¿De dónde vienes?”

Pero Eren, a la que la bruja dejó muda, no pudo responderle.

“Te llevaré al castillo y te curaré.”

############################

Espero les guste no olviden su ★ y su comentario los quiero.

YA SON 1,08K LECTURAS GRACIAS PPOR SU APOYO

BYE BYE.

Enredados RirenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora