Taza 1 ☕

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Todo a su alrededor se había detenido, no era capaz de escuchar absolutamente nada de lo que pasaba, ni siquiera estaba seguro si aún seguía respirando. Lo único que se mantenía en su mente, era aquella palabra que su interlocutor había mencionado así sin más. Sin darle tan siquiera una idea o por lo menos, prepararlo mentalmente para que el golpe no fuera tan fuerte.

—Lo siento, Byungie. No quiero hacerte sufrir más.

Su pequeño interlocutor bajo la mirada triste por lo que había dicho. Byung Joo no dijo nada, simplemente siguió mirándolo sin expresión alguna, preguntándose en sus adentros, porqué su pequeño ahora ex novio creía que sufría. Él no lo hacía, no al menos en el tiempo que estuvieron juntos.

—Yo... ¡Tengo que irme ahora! —Exclamo el castaño levantándose de la banca aún sin atreverse a mirarlo —. Byungie, se feliz, ¿sí?

«¿Qué? ¡¿Cómo puedes decir eso?! ¿Cómo se supone que seré feliz sin ti?» pensó a la vez que movía su cabeza de arriba a abajo.

—Bien entonces... —el más bajo finalmente se atrevió a mirarlo a los ojos, dibujo una pequeña sonrisa haciendo una vaina en señal de despedida.

Byung Joo hizo lo mismo que él, con la diferencia de que no estaba sonriendo. El castaño se acomodó su mochila en el hombro y sin decir nada más, giro sobre sus talones dándole la espalda y así poder irse de aquel parque que alguna vez fue testigo de su unión. Byung, siguió sentado en aquella banca sin apartar la vista de la espalda que se alejaba cada vez más, exigiéndose a sí mismo que se levante y corra hacia el castaño para detenerlo y exigirle por una menos una explicación, decirle que él en verdad lo ama y prometerle que no se iba a rendir tan fácilmente, pero ninguna de sus dos piernas reaccionaban, así que solo se quedó ahí, mirando hacia donde el castaño se había ido desapareciendo por completo de su vista.

Permaneció así un largo tiempo, mirando hacia la nada aun sin poder creer lo que había pasado. Hasta que una suave voz lo hizo volver en sí.

—Disculpe, ¿puedo entregarle este folleto? —Byung volteo a ver al chico que lo llamaba; este sonreía de oreja a oreja con la mano extendida; tomo el folleto que le ofrecía llevando su vista a este pretendiendo que lo leía —. En realidad es una invitación — le informo el chico —, usted está cordialmente invitado a la inauguración del Café "DoggKlass".

Byung siguió mirando el folleto, en el, aparecía un chico vestido de mesero con una taza de café en una mano. En la parte de arriba venía el nombre de la cafetería con letras grandes. Byung se preguntó por qué alguien le pondría literalmente "perro" como nombre a una cafetería.

—La inauguración es este sábado a las 3 de la tarde —siguió hablando —, el lugar está muy cerca de aquí, a una calle de hecho —señalo hacia la calle donde quedaba la cafetería. Continuó —. Sería un gran placer contar con su presencia. Habrá descuentos y música en vivo, el café es realmente muy bueno y...

—Gracias —lo corto de golpe sintiendo su propia voz algo extraña —. Veré si puedo ir.

—De acuerdo, lo estaremos esperando —hizo una reverencia en señal de despida, le dedico otra agradable sonrisa y se fue.

Byung vio como aquel chico se acercaba a una pareja que caminaba alegremente. Al igual que con él, sonreía de oreja a oreja con la mano estirada para darles el folleto.

Desvío su mirada del chico para dirigirla de nuevo al papel que le había dado. Había una gran leyenda cerca de la imagen del mesero que decía "no faltes". Soltó un bufido al leerla a la vez que arrugaba el papel y lo guardaba en su chaqueta.

Te conocí en un café | Bjoo x Hojoon | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora