2da parte
Despierto en un lugar completamente desconocido para mi, mi cuerpo está completamente amarrado con soga de cuero y al rededor de mi hay un tipo de metal algo extraño con agujas en los bordes, mi cabeza da vueltas y mi vista está algo nublada, no escucho absolutamente nada al rededor de mi.
Retomo mi vista y miro a mi alrededor, está un poco iluminado, las paredes están hechas de metal y la puerta igual pero un poco oxidada, a mi derecha hay un tipo de ventanilla pero no alcanzo a ver mas ya que mi cuerpo está completamente amarrado y esta ventanilla está muy obscura como para ver a través de ella.
Después de un largo silencio escucho unos pasos acercándose con lentitud, uno tras uno, escucho que tratan de abrir el cerrojo de la puerta de metal, luego de abrirla entra una mujer con una bata de laboratorio, unos googles transparentes que le abarcaban la mitad de su rostro y traía unos guantes azules, en sus manos traía sosteniendo un recipiente en forma de bandeja con un vaso encima y una pequeña jeringa. Luego me percato que después de ella entra un hombre alto, delgado, de cabello corto y canucio.
Esa persona estaba vestida con un traje negro muy formal, parecía un empresario adinerado.
—ya veo que te estás acostumbrando a las instalaciones, Elisa.
Dice aquel hombre alto de traje negro.
—necesitamos que colabores con nosotros niña.
Me forcé a verlo detenidamente, ya que no tenía fuerzas ni para hablar, su voz se escuchaba como el hombre de aquella llamada telefónica, no, te aseguro que esa voz es de el.
—¿sabes por que estás aquí Elisa?
Me dice con superioridad.
Yo me limito a cerrar los ojos lentamente y luego abrirlos igual.
—ya veo. Por ahora solo veremos qué tipo de procedimientos tomaremos contigo Elisa.
Mi piel se vuelve a erizar al escuchar la incredulidad de ese hombre y sentir su superioridad en este momento.
Necesito salir de aquí, no se que estoy haciendo aquí y no se que es lo que van a hacer conmigo.
Empiezo a alterarme y gemir algo asustada, mi cuerpo comienza a sudar y a sentir mucho miedo.
—ahora.
—si, señor.
La señora de bata contesta al instante, y se acerca poco a poco a mi.
—n...no.
—vaya, pensé que el miedo no te dejaría hablar.
Me dijo ese hombre, burlonamente.
—n...no se... acer...que.
Mi voz se corta y tiembla, siento que me estoy forzando a hablar, pero tengo miedo y no quiero que me hagan daño, quiero salir de aquí.
La mujer se acerca más y agarra la jeringa de la bandeja, esa cosa tenía un líquido con un color algo radioactivo. Libera mi brazo izquierdo de las sogas y me inyecta la jeringa en una de mis venas, me duele como si me quemara el brazo, cada que recorre más y más, el dolor de intensifica y no puedo evitar soltar un alarido, mi cuerpo empieza a perder calor y comienzo a sentir un frío intenso que me cala hasta los huesos. ¿Que es esa cosa?, y ¿porque me la pusieron?. Me duele mucho, por favor que alguien me ayude.—te diré que es.
Habla el desde lo lejos del cuarto oscuro, casi saliendo a travez de la puerta.
—es tu alimento a partir de ahora.
Mi vista se va nublando poco a poco, solo puedo ver su forma, pero aun puedo sentir el que el en verdad está ahí y me está viendo sufrir.
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Lazos permanentes
Science FictionLasos permanentes (el comienzo) trata sobre Elisa Martínez quien al saber del supuesto desaparesimiento de su madre, ella descubre cosas que son difíciles de procesar y de mantener en secreto, se abre camino a una densa batalla contra "ellos" quiene...