Capítulo 22: Aprendiendo a perdonar

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Sinai:

Seguía destruyéndolo todo. La gente se escondía en edificios y con una mano los arrancaba y los devoraba. La reina me rogaba que me detuviera pero la ignoraba y para callarla, la enredé en los nudos de mi cabello y de ahí no se podía mover. El ejército iba a tardar unas horas en llegar así que lo único que me enfrentaba era a las pequeñas fuerzas policiales que eran hombres con armas de fuego, pero eso no penetraba mi piel.

En ese momento sentí como unos mosquitos a mi alrededor y traté de espantarlos con la mano pero en realidad eran helicópteros de noticias que transmitían lo que pasaba a todo el mundo eran varios, unos diez. Cosa que generó un enorme temor en absolutamente todos los seres humanos.

No quería que el resto del mundo supiera de mí, cuando vi a los helicópteros volar muy cerca los tiré contra el suelo como unos simples juguetes, estos explotaron y los pilotos murieron por el impacto.

La gente estaba aterrada, lo único que hacía era destruir todo a mi paso sin importar si morían niños, yo estaba completamente segura de que las personitas debían morir y que no debía quedar ni una sola viva.

El ejército británico trató de hablar conmigo, pero los ignoraba y me los comía; Después de tanto tiempo sin comer humanos, esto para mí era un banquete y no podía parar.

Poco a poco Inglaterra quedaba completamente destruida, el ejército británico no quería intervenir para no hacerle daño a su reina, pero el resto de los países ya estaban enterados de lo que estaba pasando y estaban decididos a matarme cueste lo que cueste, sin importar que secuestrara a alguien más, la humanidad estaba en riesgo.

Todos los países de mundo se estaban uniendo para lanzar todas sus armas nucleares contra mí sin importar los muertos que habría, habían decidido que era matar a unos pocos para salvar al resto de la humanidad.

Leonardo:

Toda la ciudad de Londres era un desastre. No quedaba nada en pie. Habían cuerpos destrozados y aplastados, personas que les faltaban extremidades o estaban agonizando. Todo lo que conocía ya no existía. De pronto volví a mi tamaño normal. Al parecer no era permanente el efecto.

Sabía que si había una oportunidad de detenerla era si la convencía de dejar de destruir.

Sinai se encontraba en la frontera con Escocia y noté que no la atacaban, ella llevaba días destruyendo Inglaterra sin descansar así que decidió tomarse un descanso.

Buscó un lugar entre unas enormes montañas que se encontraba deshabitado y se acostó entre unos árboles. Logré que un auto a duras penas encendiera para poderme dirigir hacia donde estaba ella, debía encontrarla antes de que el ejército lo hiciera.

El cruel comandante de las fuerzas británicas estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para asesinar a Sinai así eso implicara utilizar bombas nucleares.

Llegué a la frontera siguiendo las señales de destrucción pero sin embargo no la encontraba por ningún lado, hasta que me recosté en un montón de arbustos que era muy extraño y cuando me di cuenta debajo de esas hojas había una pared de carne, era Sinai.

Noté que estaba dormida y le gritaba y golpeaba pero nada funcionaba. Así que traté de escalarla por la cintura, por las piernas, pero se caía hasta que intenté por su cabello pero esa melena para mi implicaba un laberinto. Mi último intento fue por el pie.

Luego de lograrlo recorrí a todo su cuerpo como si no tuviera final hasta que llegué a su rostro, ahí intentaba hacerla despertar pero nada funcionaba, hasta que me acerqué a la nariz y golpeando ahí logré que ella estornudara y la fuerza del estornudo me mandó volando hasta su abdomen. Ella rápidamente se puso alerta pensando que la atacaban en eso me vio y se sorprendió -¡Te dije que te alejaras! - Me gritó la enorme chica.

-Lo siento. No podía dejarte sola. Esta gente te matará sino te detienes.

-Me trataran de matar de igual manera, pero mírame, no podrán contra mí. Acabaré con todos.

-No lo entiendes. Ellos tienen bombas nucleares, que son capaces de destruir ciudades enteras, ni tú serás capaz de resistirlo. Por favor desiste. Ve a tu isla. Nadie que hará daño ahí.

-No lo entiendes. Los humanos asesinaron a mi familia, degollaron a mi padre y ahogaron a mi madre y a todos los que alguna vez conocí también. Ellos destruyeron a mi familia ahora yo los destruiré a todos.

-Pero quienes mataron a tu familia murieron hace miles de años Sinai ¿Qué culpa tienen estas personas?

-No lo entiendes. Hablas de ellos como si fueran inocentes y ¿No ves que son una especie que se destruye entre ellas en guerras? Yo nunca los perdonare.

-Por favor Sinai. No quiero que te hagan daño

-Ella se ruborizo un poco y le dijo -¿Por qué te importo? ¿Eres tonto? ¿No ves que soy una gigante? Pareces una hormiga para mí y te estoy diciendo que aplastare y comeré a todos lo humanos ¿Por qué aun así te importo?

Me quedé unos instantes en silencio y luego le dije

-¿No lo has entendido verdad? Yo no te veo como una gigante, sé que lo eres, pero en este poco tiempo me has demostrado que hay cosas más importantes que solo la apariencia ¿Sabes qué? Estoy contigo sin importar lo que desees hacer.

Sinai no entendía porque yo la trataba así. Quizá pensó que mis sentimientos eran verdaderos ya que en ese momento de su cabello sacó a una moribunda reina y la aplastó con sus dedos. Luego cuando estuvo a punto de quitarse su collar una lluvia de balas cayeron sobre ella, un ejército como nunca, estaba cerca de ella. Me tomó enredó en su cabello, las balas rebotaban, le hacían cosquillas. En eso dio un salto muy fuerte y pegó un grito que aturdiera a todos. Sinai estaba dispuesta a acabar con todos y quedar sola en el mundo conmigo si era necesario.

TembloresWhere stories live. Discover now