Lauren estaba sentada en el cómodo asiento del avión, contemplando la oscuridad a través de la ventanilla. Había intentado dormir, pero tenía la cabeza a cien por hora, pensando en todo un poco: su misión, Marina, su tía Lisette, su infancia con ellas, su entrenamiento, su carrera; y, sobre todo, pensaba en Camila. Su mente se puso a girar en torno a cada detalle de su amada: sus ojos, la música de su risa, el tacto de su piel, la pasión mutua, la bondad de su corazón. Pensar el Camila era lo único que le aportaba un poco de paz, a pesar de lo cual le costaba concentrarse; algo estaba interfiriendo...
—¿Lauren?, oye, ¿Lauren?_ La voz de Ally la sacó de sus cavilaciones.
—¿Mmm? ¿Qué pasa?
—Aterrizamos en unos veinte minutos y hemos quedado con Lisette media hora después. Entonces por fin podrás llamar a Camila —le dijo Allyson, dedicándole una sonrisa divertida.
—¿Qué te hace pensar que eso es lo primero que voy a hacer?_ Aunque sabía que eso era exactamente lo primero que iba a hacer. En realidad, solo quería hablar de Camila, escuchar su nombre. No pudo ni siquiera ocultar una sonrisa. ¡Qué vergüenza!
—Cariño, podrías escribirte en la frente: «Quiero a Camila Cabello». Lo estás pasando mal, ¿no es así?_ Lauren miró a Allyson con cautela, temiendo que la estuviera juzgando, pero hablaba con mucha naturalidad, así que se relajó:
—Nunca me había sentido así antes, Ally. Nunca había estado enamorada. Nuestra separación ha sido el momento más duro de toda mi vida; la echo muchísimo de menos._ Los ojos de Allyson se tornaron cálidos, aunque esta se mostraba un tanto sorprendida, ya que Lauren no acostumbraba a compartir sus sentimientos más íntimos. Lauren sospechaba que los años de experiencia que tenía Allyson en ocultar celosamente sus propios sentimientos y reacciones la hacían ahora más comprensiva.
—Se trata ciertamente de alguien muy especial, Lauren. Y, por lo que he podido observar, ella también está enamoradísima. Desde luego, me dejó muy clarito y sin rodeos que tengo que devolverte pronto y bien entera.
—¿Cuándo te dijo eso?
—La misma noche que nos conocimos en el embarcadero. Justo después de salir de tu coche, ¿no te acuerdas?_ Lauren recordó entonces que Camila se había bajado rápidamente detrás de Allyson; casi había olvidado esa escena. Ahora recordaba también que, cuando regresaban a la cabaña, Camila hizo un comentario un poco enigmático: «Allyson parece una buena persona; espero que sepa mantener sus promesas».
Una hora después, ya estaban en el alojamiento donde las esperaba Lisette. Se trataba de un edificio de cuatro plantas, propiedad del Departamento de Estado norteamericano, usado para este tipo de asuntos. Contaba con seis enormes suites, dos por planta a partir de la segunda y, aunque la planta baja parecía el vestíbulo de un hotelito, todo el complejo estaba dotado de lo último en cuanto a tecnología de seguridad. Lauren abrazó a Lisette con efusividad, feliz de volver a estar con ella; Allyson las dejó solas en la sala de estar, y se fue a indagar las últimas novedades.
—¡Oh, Lauren! ¡Me alegro tanto de verte, pero me entristece tanto la razón de tu visita...! —dijo Lisette—. Insisto en que reconsideres tu decisión. Eres como nuestra hija, y estoy segura de que Marina tampoco lo aprobaría._ Lauren le cogió la mano y se sentaron en un sofá.
—Yo soy lo único que ellos quieren para negociar. No quieren dinero, así que me temo que no tenemos otra opción, tía Lisette. Tenemos un plan para salvarme en cuanto Marina esté en lugar seguro. Camila y yo hemos hablado largo y tendido al respecto y hemos llegado a la conclusión de que este plan es nuestra única esperanza._ Al mencionar el nombre de Camila, Lisette se acercó a Lauren y le preguntó con suavidad:
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Operación furor de tormenta (Camren) Adaptación
ActionLauren y Camila pasaron la primera etapa, pero les queda mucho por delante, ya que todavía no han atrapado el pez gordo. Por el proceso de atraer al líder, una de sus cercanos fue atacada. ¿Que harán Lauren y Camila? ¿Se entregaran o seguirán adelan...