Corrí los más rápido que mis piernas lo permitieron, dejé a Pete y Madison atrás, tomé mi mochila de entre los arbustos y me escabullí de la secundaria. Continué corriendo hacia mi casa mientras las lágrimas corrían por mis mejillas, al llegar a casa subí las escaleras cual rayo y me empecé a lamentar en mi habitación, me sentía traicionada, traicionada por una de las personas a las que más había amado en mi vida, después de un tiempo caí dormida en el frío suelo de mi habitación.
Mamá –grité entre sollozos – ¿Dónde estás? Te necesito.
Caminé por el gran cuarto de paredes blancas en el que ya había estado antes y la llamé por una segunda ocasión –mamá.
¿Te has perdido? –pronunció una voz a mis espaldas.
Giré sobre mis talones y lo vi, lo vi por primera vez en años, con su cabello oscuro y despeinado como acostumbraba a andar, una sonrisa se asomó en su pálido rostro dejando al descubierto el piercing en el freno de sus labios.
James –sollocé dándole un fuerte abrazo –estás aquí.
Siempre he estado aquí, Alex –respondió –y siempre lo voy a estar –dijo para finalmente para luego desvanecerse como el polvo. Busqué a mi hermano por todo el lugar, pero no había rastro alguno de él. Corrí de nuevo, en su búsqueda pero una voz me distrajo, esta vez una voz femenina.
Alex –dijo la voz, era mamá –Alex, por aquí, ven cariño.
A lo lejos vi la silueta de su cuerpo y escuché su voz que me llamaba cada vez con más veracidad –Alex.
Alcancé la silueta y la abracé, miré hacia arriba y vi su rostro, sus ojos grises me miraban fijamente, su rostro estaba igual que la última vez que la vi –Alex, mi niña, despierta.
Alex –la voz de mi madre se convirtió en la de mi papá –Alex, cariño, vamos, despierta.
Papá –pronuncié con voz queda – ¿Dónde está ella?
¿Dónde está quien cariño? –Preguntó preocupado – ¿de qué me hablas?
Soñé con ella –dije –soñé con mamá otra vez.
Linda –dijo tomándome entre su brazos –sé que la extrañas, pero...
No solo eso –sentí otra lagrima rodar por mi mejilla –James también estaba ahí, dijo que estaría siempre conmigo.
El rostro de papá empalideció –eso es nuevo –dijo y me apretujó contra su pecho.
Mi teléfono empezó a sonar, Pete me estaba llamando por décima vez en el día, después de unos minutos contesté.
Por fin contestas –dijo con preocupación – ¿A dónde te fuiste? Te busqué por toda la secundaria y no te vi.
Papá se fue de mi habitación y cerró la puerta detrás de sí.
Pete, lo siento –susurré –pero no me sentí para nada bien, es decir, Madison me traicionó justo en frete de mis ojos.
Entiendo, cariño –dijo después de un rato –pero quizá puedan solucionar este problema como ya lo han hecho en otras ocasiones.
No lo creo –dije –y la verdad es que no quiero hablar de ello, igualmente eres bienvenido a visitarme y cenar conmigo y papá.
Bien cariño –dijo para luego despedirse –te veré en un rato.
Salí de mi habitación y bajé las escaleras hacia la cocina donde papá estaba preparando la cena.
¿Vendrá? –preguntó como ya era costumbre.
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El Hilo Dorado del Destino
Short StoryElla y yo solíamos hacer todo juntas, éramos las mejores amigas que podían haber existido en el mundo -o al menos eso era lo que creíamos- nos conocíamos desde que teníamos 10 años, cuando todo sucedió teníamos 17. Adiós, Madison -extendí mi mano en...