Capítulo 4

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Camila POV:

Desperté por la alarma de mi celular, miré la hora y eran las 7:15 de la mañana. Me levanté, me bañé, me lavé los dientes, me puse un vestido de flores, dejé mi cabello suelto y ondulado, pinté mis labios de color rojo, maquillé un poco mi cara y me coloqué unos tacones negros. Estuve esperando este día por mucho tiempo, hoy se decidirá si trabajaré en la escuela María Del Carmen Navarro.

Estudié en una universidad de Madrid para especializarme en profesora de música. Hace un año, había pedido que Elementary School Music, una pequeña escuela y organización para niños huérfanos, se uniera con la escuela María Del Carmen Navarro. Los niños huérfanos tienen derecho a aprender y educarse para tener éxito y un buen futuro.

Le doy gracias a mi novio, fundador y jefe de la organización Elementary School Music. Si no fuera por él, no hubiese enviado la carta para solicitar a que los niños huérfanos comenzaran a estudiar en una escuela pública.

Bajé las escaleras y abrí la nevera para desayunar algo. Pero me detuve al sonar mi celular. Saqué mi celular del bolso y en la pantalla decía "Austin ❤", sonreí al ver ese nombre en la pantalla.

—Buenos días, mi amor.— dije cuando descolgé la llamada

Austin: Buenos... días, mi... reina— dijo mi novio por el otro lado de la línea, lo noté preocupado por su tono de voz

—¿Pasó algo, mi amor?

Austin: Es que... hay unos cambios de planes. A mi auto se le explotó una llanta y vamos a llegar unos minutos tarde a la reunión. 

—No te preocupes. Llamaré a la secretaria para decirle que vamos a llegar tarde.

Austin: No. Tú no te preocupes. Ya le llamé y le expliqué lo que había sucedido. Puedes quedarte tranquila. ¿Ya desayunaste?

—Iba a desayunar antes de que llamaras.

Austin: Pues desayuna. Llamé a un amigo para que me ayudara con lo del auto y viene por ahí.

—Está bien, bebé. Pues voy a desayunar.

Austin: Ok. Adiós, te amo.

—Adiós, te amo más.— le respondí colgando la llamada

Abrí la nevera de nuevo y cogí una caja de cornflakes llamada Corn Bursts que había allí y abrí la gaveta de la cocina para sacar un plato y una cuchara. Coloqué todo en la mesa y preparé mi propio desayuno.

Minutos después, ya había desayunado. Cogí mi bolso y salí afuera cerrando la puerta principal de mi apartamento y bajé las escaleras para esperar a Austin en el estacionamiento. Había logrado mi sueño de vivir en los edificios de Houston King en Chicago. Es mucho más tranquilo cómo me lo imaginaba, no había nadie que me molestara.

—¡Buenos días, Camila!— gritó una anciana de cincuenta años desde su balcón

Excepto esa vieja chancluda.

—¡Buenos días, doña Milagros!— la saludé agitando mi mano

—¿¡Está esperando a su novio!?

—¡Eh... sí!

—¿¡Y por qué no viene!?

—Sucedió un problema con su auto.

Siempre Te Protegeré 2 [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora