Al día siguiente me entré de que las atenciones de nuestra amada madre Delbéne no se habían limitado exclusivamente a nosotras dos.
Durante los días de la semana en que no tenía tiempo para recibirnos se ocupada, no de temas académicos, sino de otras aventuras en libertinaje. Me enteré de todo cuando di a la abadesa la triste noticia de la partida de Eufrosina.
-Me temo- dijo- que de ahora en adelante sólo quedamos nosotras dos, pero haré todo lo que pueda para por complacerla.
-No te sientas tan triste, querida niña- me dijo riendo dulcemente. Lo mismo que tú, echaré de menos a nuestra querida Eufrosina.
Sin embargo, conozco a otra cuantas entre quienes se podrá escoger una suplente. Tenemos a Eliabeth, Favia, Volmar, Sainte Elme....
-¡Cielo santo! - exclamé-. ¿Ha tenido intimidad con todas ellas?
-¡Claro que sí!- contesto riendo-. No pensaste que iba a conformarme con sólo dos amantes ¿verdad?
-bueno....
-¡Ay, bella niña!- dijo, con voz consoladora-. El amor es como el Sol, no brilla menos para ti sólo porque también para los demás brille.
-¿Y sobre cuántas más se ha derramado su amor? -pregunté con cierta vacilación.
-Te diré, querida- respondió--. de las treinta instructoras del convento, he hecho el amor con veintidós, hay dieciséis internas, y he tenido intercambio amoroso con todas menos con cinco; hay dieciocho estudiantes externas y me he deleitado con diecisiete de ellas... pues la decimoctava ofende mi sentido de la estética ¿Te escandaliza todo esto?
-No... -contesté lentamente-. Me encanta porque sirve para hacerla dichosa.
-Entonces, mi dulce Julieta -concluyó sonriendo-, quiero compartir mi dicha contigo. Esta misma noche tendremos una fiesta en la cual te presentaré- en lo personas y en lo sexual- a algunas de mis amigas.
Después de la cena me dirigí sola al despacho de la madre Delbéne, tal como ella me lo había ordenado. Cumplió fielmente su palabra: las cuatro jóvenes a quienes había nombrado se encontraban presentes.
-Así es que tu eres la encantadora Julieta -dijo la mayor del grupo, Volmar-. Bueno, es menester que seas algo especial si pretendes sacar algo de mí. Me he pasado la tarde entera con Fontenelle y estoy agotada.
Me sentí algo desconcertada por su modo directo de hablar y su actitud abiertamente sensual, sin embargo, no podía evitar la excitación que se apoderaba de mí tan sólo al estar en su presencia. Era mayor que las otras muchachas -diría yo que su edad era de veinte años-- y de cutis claro. Tenía los ojos de un azul muy suave y los cabellos castaños preciosos que caía como brillante cascada sobe sus hombros. Su cuerpo era una dechado de excelencias: pechos redondos y firmes que rechazaba el sostén; un abdomen liso que se explayaba lentamente en las bien moldeadas caderas, piernas largas y firmes, ligeramente musculosas y de gran belleza, que parecían siempre dispuestas a cerrarse alrededor de la cabeza de un amante....
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Julieta o El vicio ampliamente recompensado
AventuraJulieta y su hermana estudian en el convento de Pathémont. A la muerte de sus padre quedan en el abandono y sin un lugar adonde ir. Ante esta situación, Julieta decide dar rienda suelta a sus deseos y perversiones sexuales, lo que la lleva a alcan...