Capítulo 1

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»No soy un guardián«

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»No soy un guardián«

Leah Bunnymund.

Recorrí el Taller mirándolo con asombro una vez más, siempre venía aquí y nunca me cansaba de verlo, era tan grande y me encantaba seguir a los pequeños aviones con la mirada. Era mi lugar favorito después de la Madriguera.

Después de toda esa discusión sobre el nuevo guardián, Conejo me ofreció ayudarlo a buscar a Jack, por lo que yo me burlé de él por pedirme ayuda y me dejó en claro que no me necesitaba y se fue por los túneles.

No aguanta nada.

-Leah.-me giré en dirección a Norte dándole a entender que lo escuchaba-. Necesito que estés en la ceremonia de Jack.

-¿Qué? ¿por qué?-di unos saltos con irritación y cansancio. Norte siempre me pedía quedarme cuando sucedían cosas aburridas-. ¿Te lo dijo Hombre de la Luna?

Si una cosa era cierta, era que nunca había hablado con MIM. Sí, nunca.
El día en que volví a la vida me encontraba en la Madriguera de Conejo, y él me dijo quién era -la Luna se lo dijo-. Él me enseñó a hacer todo lo que hago, a defenderme por mí misma, atacar a Pitch y a encontrar mi centro.

Por un lado estoy enojada con MIM, el que no me haya hablado ni para decir quién soy es frustrante. Pero por otro lado le estoy totalmente agradecida; me hizo guardiana a los pocos días de existir y me dio la oportunidad de ayudar a Conejo. Ah sí, también me hizo su media hermana, compartimos apellido, la esperanza que le damos a los niños y el amor a la Pascua.

-No linda. MIM no mencionó nada.

-Entonces, ¿por qué debo estar en una aburrida ceremonia?-me crucé de brazos-. Sin ofender.

-¿Recuerdas el día en que te convertiste en guardiana? -asentí.

-Fue difícil al inicio.

-Exacto. Ese día terminaste explotando la guarida de Conejo.-rió-. Así que necesito que alguien lo ayude a digerir esto.-bufé-. Y a encontrar su centro.

-¿Estás tratando de persuadirme? Si es así, lo lograste.-Norte dio unas palmadas en mi cabeza y caminamos a la sala del globo-. Tienes suerte de que sea lindo.-rió con fuerza y empujó mi hombro de forma amistosa; lo cual resultó en mí siendo lanzada hacia uno de sus yetis.

-Siempre tan divertida.





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