IV-. Volviendo al pasado

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Cuando recaí en el dolor que una vez sentí y recordé todo...
                            -Katherine Benson.



Katherine se sentía orgullosa de sí misma. Había sobrevivido, más o menos, al primer día de clases. No había sido un total desastre y con eso le bastaba.

Haber conocido a Lexi y a Justin le alegró lo que quedaba de clases. La rubia era una muchacha extrovertida, le encantaba charlar con todos y por sobre todo, era muy alegre. A excepción por ese momento en el cual la morena la encontró un poco decaída en ese banco, nunca sacaba esa sonrisa del rostro.

Seguía sin comprender del todo a Justin. En unos momentos podía ser alguien bastante simpático, pero no pudo evitar notar que el ceño fruncido, las sonrisas fingidas y los ojos sin brillo alguno nunca desaparecían. Era como si se obligase a sí mismo a poner atención a lo que los demás le decían, pero que en realidad estuviese metido en sus pensamientos, sumergido en aquello que le hizo daño. Los monosílabos eran algo que le encantaba usar y a veces eso la exasperaba un poco.

No era necesario que fuese una bruja para comprender que era dolor lo que el ojimiel estaba sintiendo a cada instante. Lo pudo comprobar en varias ocasiones y no soportaba verlo así, no podía ver a nadie estando triste y deprimido. Esas personas lo único que  hacían era recordarle su propio dolor, logrando abrir heridas que supuestamente pudo sanar. Abrumándola con cada emoción que prefería evadir e ignorar.

Su pecho se oprimió y le costaba respirar, como si cada bocanada de aire que daba fuese letal y extremadamente tóxica. ¿Por qué tenía que dolerle así?

Odió un poco a Justin por haberle acordado, con su actitud despistada herida y rota que tuvo durante todo el día, del desastre de persona que ella llegó a ser debido a que había dejado que todo aquello que le hizo daño le clavase navajas en el cuerpo, sin dejarla en paz, recordándole lo mal que estuvo y lo patética que se sintió por haber sido tan débil como para dejar que ese horrible sentimiento la tuviese entre sus garras, completamente dominada, indefensa, sensible y agonizante.

Verlo así le sentó muy mal. Se sintió reflejado en Justin, en cómo actuaba, tan a la defensiva y dejándose llevar por aquellos horribles pensamientos que no hacían nada más que seguir apuñalándole el corazón. Ella había sido igual que él. Se había rendido ante el sufrimiento, creía que era débil y prefirió dejarse caer en el abismo antes que ponerse los pantalones de una vez y enfrentar las cosas como debió haberlo hecho desde un principio.

Katherine tenía algo en común con el ojimiel, no dejaba que los demás viesen cómo se sentía en realidad. Ella también tenía una fachada que le gustaba mostrarle a todos, pero era distinta a la del chico. Él se escondía de los problemas y evitaba hablar de aquello a la vez que demostraba ser alguien rudo, indiferente, impenetrable, inquebrantable. La morena, de lo contrario, prefería colocar una sonrisa que fuese lo suficientemente creíble, aunque supiese que por dentro el dolor es casi inaguantable y perturbador.

—¿Te sientes bien?— Juliet observaba cómo Katherine posaba sus ojos en un objeto cualquiera desde la distancia, perdida en este. Notó que estaba un poco decaída y pese a que muchas veces podía llegar a ser un grano en el trasero, seguía siendo su hermana mayor y la quería.

¿Acaso no sabes tocar la puerta antes de entrar? Es una regla que te exigí hace muchísimo tiempo, mocosa— la morena intentó ocupar un tono que fuese capaz de alejar a su hermanita de la habitación, pero no logró conseguirlo. Tanto así que simplemente sonó como si estuviese pidiendo a gritos que alguien viniese a ayudarla urgentemente, que solo necesitaba que la escuchasen para así poder soltar todo aquello que la estaba consumiendo desde dentro. Necesitaba desahogarse.

Pasado no tan pisado •jb•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora