V-. Rompiendo los muros.

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Cuando descubrí que eres inmune a los muros que tan esforzadamente coloco sobre mis ojos.
                                -Justin Bieber.


Volver a la realidad puede ser algo bastante escalofriante y por sobre todo, muy abrumador.

Tener que irse de ese mundo el cual logró la difícil tarea de distraerte de lo que te tenía mal, aunque fuese por unos pocos minutos, no le agradaba. El tener que dejar de lado ese mundo en donde todo era dulces y princesas por todas partes, nunca suena alentador, es más lo contrario.

Verse obligado a resignarse con la idea de que esas emociones que no hacen más que atormentarnos vuelvan de golpe para consumirnos por dentro, lenta y tortuosamente, adueñándose de nuestros latidos, pensamientos y acciones involuntariamente, formando parte de nosotros nuevamente, no hizo nada más que llenar a la morena de miedo. Pero debía hacerlo. Debía, pero no quería.

Katherine estaba recostada sobre sus sábanas, la ventana cerca de su cama se encontraba abierta por lo que el viento fácilmente llegaba hasta a ella, y le agradaba muchísimo la sensación, mientras miraba el techo de su habitación a la vez que intentaba quedarse dormida. No le agradaba para nada la idea de tener que andar con sueño al día siguiente. Sus pensamientos divagaban mucho, pero ella se enfocaba solo en el último momento que vivió con Juliet, tratando de que esas emociones de verdadera felicidad y alegría se impregnaran en su cuerpo como un perfume el cual tenía duración infinita e inagotable. Odiaba el hecho de que luego de tanto tiempo ese imbécil la afectase de la misma manera que antes, cuando la dejó totalmente derrotada y tirada en el suelo gélido, haciéndola vulnerable, dejándola expuesta a ser pisoteada por todos lo que quisiesen y ella simplemente permitía que aquello sucediese en silencio. Tragándose el dolor.

El sonido de la alarma con la dulce y encantadora voz de Ed Sheeran resonando en una canción que no fue capaz de reconocer de inmediato, la sacó de su tortura interna. ¿Acaso ya había amanecido? El tiempo pasó muy rápido, pero al escuchar el casi inaudible cantar de los pájaros en el exterior, en los árboles, terminó por confirmarlo.

En verdad no sentía que el sueño fuese a vencerla en cualquier minuto como creía que iba a suceder ya que no pegó ojo en toda la noche. Cosa que agradeció.

Perezosamente se puso de pie, soltando un largo y casi imperceptible suspiro que la alivió un poco. Era verdad eso que decían acerca de pensar mucho las cosas, eso de divagar en el pasado, a veces, la mayoría mejor dicho, era mejor no hacerlo. Lo preferible es dejar la mente en blanco, dejar que el sueño y la paz invadan tu organismo con lentitud y es seguro que menos de cinco minutos estarás durmiendo. Viviendo en tus sueños y no en las pesadillas, pero para ella fue imposible siquiera intentarlo, los recuerdos volvían a su cabeza sin que ella pudiese evitarlo.

—Vas a llegar tarde y no creo que a los profesores les agrade mucho esa idea, Kath— la suave voz de una Juliet recién despertándose resonó dentro de su habitación, calmándola bastante. Pese a todo, sabía que seguía teniéndola a ella, a su mocosa de doce años que sin importar lo que sucediera, estaría allí, apoyándola y sosteniéndola entre sus cortos brazos. Evitando con todas sus fuerzas que se rompiera por completo. Y ese sentimiento de agradecimiento le recorrió desde los pies a la cabeza, tranquilizando los rápidos latidos de su acelerado corazón.

—¿Me ayudas a preparar el desayuno? Necesito lavar este pelo inmundo que parece cualquier cosa— Katherine murmuró un poco avergonzada al admitir aquello. Claro que ayer se dio una ducha luego de esa acalorada bienvenida que los de último año les habían dado, nótese el sarcasmo, pero tuvo que hacerlo rápido.

Pasado no tan pisado •jb•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora