La percepción del tiempo

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El tiempo, tan volátil, tan inescrutable. Convirtiéndose en un cometa habitando en sus suaves y delicados brazos; apreciando su perfume, percibiendo su piel, degustando sus labios.

El tiempo, tan tedioso, tan duradero en la habitación de un hotel de mala muerte. Viendo un programa de segunda. Escuchando a los vecinos consumar el acto sexual.

El tiempo. Un arma de doble filo, abundante para amar a alguien, escasa para disfrutar la vida.

La muerte me llama como mi abuela a la hora de cenar.

Carlos J. Hernández G.

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