Rumores

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Sábado por la noche se traducía para Gintoki como: alcohol, diversión y más alcohol, con algo de suerte puede que le cayera alguna chica; lo que más agradecía de su nuevo empleo fue encontrar a su hermano de otra madre, un tipo despreocupado, amante de los juegos y alcohol, ese era Sakamoto. Cuando iniciaba el fin de semana, hacían pequeñas reuniones en casa de Tatsuma, donde incluían a: Zenzou, Katsura, y el infaltable Matsudaira.

Los cinco hombres jugaban cartas, mientras se llenaban de whisky barato ya que aún no les pagaban el salario.

—Una chica del primer año me coquetea —rompió el silencio Hattori, luego de mostrar sus cartas ganando la partida.

—Eso va a terminar cuando sepa de tus hemorroides —comentó con sorna Gintoki, tras perder los billetes que apostó.

Las carcajadas no se hicieron esperar y menos si el objeto de burla era algo tan "privado".

—No sería tan malo si estuviera cursara su último año y fuera fin del semestre —agregó Zura algo mareado.

—A ti te gustan las casadas ¿De dónde salió ese consejo? —preguntó sorprendido el dueño de casa.

—¿Qué les pasa idiotas? Eso es cárcel segura —comentó indignado el más viejo— hijos de puta. Mi hija tiene esa edad así que cuidado con lo que dicen.

—Nadie aquí está hablando de sexo —se defendió Katsura.

—Lo acabas de decir idiota, además quien querría a una niña, si puedes tener una mujer llena de experiencia, una que sabe dónde y cómo tocar.

—¿Viejo te estás excitando? —preguntó indiferente Sakata, ingiriendo un largo sorbo de alcohol.

—No me vengas con eso, ustedes son un montón de enfermos si miran a esas niñas.

—Oye nadie está hablando de eso. Solo dije que una chica me coquetea y quería consejos para aclarar el tema. No quiero ser despedido por algún falso rumor.

El más nuevo del grupo, inspeccionó con sus ojos color vino el panorama, los distintos puntos de vista, y una partida perdida. No tuvo la oportunidad de mover ni una sola carta, no se refería precisamente al juego con sus colegas.

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Un nuevo lunes había llegado y como siempre se le hizo tarde, podía escuchar la bocina de un auto fuera de su edificio. Tsukky, se había apiadado de su alma luego de que le contara sobre su "pequeño accidente" (chocó con un poste), como resultado de la "noche de chicos".

En la escuela, no tardaron en esparcirse rumores diciendo que Gintoki y Tsukuyo eran pareja, luego de que llegaran juntos. Al de cabello rizado no le molestaban, la rubia era muy de su gusto y ya había probado sus labios con anterioridad, estaba seguro que con algo de tiempo podría llegar más lejos.

La primera clase era con su grupo, perspicaces comentarios no paraban de inundar el salón, los que el maestro se dedicó a desmentir con desgano. Sachan a diferencia de la gran mayoría, mostraba abiertamente su desagrado, por otro lado, un par de ojos azules observaban con indiferencia la escena.

No hubo mayores novedades durante la mañana.

La necesidad de un cigarrillo lo estaba desgarrando, el problema es que no se podía fumar al interior del edificio. La azotea era una muy buena opción si es que nadie lo veía, con el sigiló propio de un felino llegó a su destino, aunque no esperaba toparse con Kagura, la muchacha estaba sentada, observando el cielo pérdida en sus pensamientos.

—Oye...

Al no recibir respuesta decidió acercarse, tocó su hombro izquierdo provocándole un sobresaltó.

Dulce tentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora