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40- No Otra Vez.

Había pasado dos meses desde que perdí todo tipo de contacto con Shawn.

Dos meses en los que me lamentaba cada día.

Salí a caminar, había mucha nieve, y por ende, no había nadie en la calle.

Claro, ¿quién sale a caminar con -3 grados bajo cero?

Iba caminando con mi cabeza gacha mientras escuchaba muy poéticamente Perfect de Ed Sheeran. Definitivamente todo me recordaba a Shawn.

Frené mi paso de un golpe quitando mis audífonos en la misma acción. Juro que mi corazón no sabía que sentir.

Lo vi, ahí estaba, era él.

Su abrigo café lo acogía, un gorro gris y su bufanda del mismo color lo abrazaban. Sin mencionar sus típicos Skinny Jeans.

Él también amaba salir a caminar en estos climas.

Cerró la puerta de su casa, y seguido se volvió a mi dirección sin saber que yo estaba ahí.

Levantó su mirada dejándome ver sus ojos cafés y su hermosa nariz roja debido al frío.

Su expresión se tornó a un "¿Qué carajos?"

Él se quedó estático, yo me quedé estática.

¿QUÉ SE HACE EN ESTAS SITUACIONES?

– ¿Mad? – Espetó él confundido.

– No, Oprah.– Dije yo, en un intento de romper el hielo (literalmente todo era hielo).

– Y-yo, T-Tú...– Dijo él, realmente confundido.

– Sí, pues, me parece extraño que mi admirador secreto no supiera que vivo a unas cuadras de su casa.

Él río ligeramente. Maldita sea.

– Pues, sí, pero... No pensé encontrarte.

– Pues, aquí me tienes.– Dije vacilante señalándome a mí misma.

– Sí, bueno, adiós Madisson.– Dijo listo para huir, de nuevo.

Corrí un poco y atrapé su brazo en mi mano sin dejarlo seguir.— No dejaré que te vayas, no otra vez.– Mi voz se quebró en media oración.

No me permitiría dejarlo otra vez. Él permaneció quieto, sin decir nada, sin hacer nada...

Pasaron unos segundos y me volvió a ver. Su mirada se trasformó dolida cuando vio mis lágrimas. Uffff, mátenmeeeee.

– Tú... Tú realmente me amas.

Mi corazón brincó de la emoción.

Asentí con mi cabeza. – Por supuesto que lo hago.

Él sonrió ligeramente y deslizó su mano hasta donde estaba mi agarre, tomó mi mano y tiró, envolviéndome en sus brazos.

Yo realmente lo amaba.