Definitivamente había sido un mal momento para irse de tragos. El dolor de cabeza lo estaba matando y las luces de los focos quemaban sus ojos. Pero hoy era un día de aquellos en los que realmente necesitaba alcohol en su cuerpo, después de todo, no todos los días se cumple un año de la muerte de la mujer que amabas. Así que apenas el detective Choi salió de la oficina, entró al bar más cercano, con la intensión de emborracharse lo suficiente como para olvidar su sufrimiento. Iba por su cuarta cerveza, cuando sonó el móvil.
—Encontraron otro cuerpo —dijo la voz del otro lado —, al norte de la ciudad, cerca de una fábrica abandonada. Te enviaré la dirección.
Seungcheol chistó.
¡Maldición! ¡Justo cuando comenzaba a adormecerme!
—¿Es necesario que vaya? —preguntó, cuestionándose si podría razonar con todo el alcohol que había bebido.
—Sabes que no te llamaría si no fuera urgente, especialmente hoy —respondió su colega —. Pero necesito que vengas. Te sugiero que cojas un taxi y bebas algo de café. Estaremos despiertos toda la noche.
Seungcheol suspiró, resignado.
—De acuerdo, te veo allá.
Pagó la cuenta, salió del bar y entró en el minimarket que estaba cruzando la calle.
—Un expreso grande —pidió —, y una caja de aspirinas.
Luego cogió el primer taxi que vio, y pidió que lo llevaran a la dirección indicada en su móvil. Veinte minutos más tarde se encontraba en un barrio bastante pobre, apenas iluminado por un par de farolas. La bruma inundaba las calles y el olor a podredumbre cubría el ambiente.
—Buenas noches, detective Choi.
La voz conocida del policía que siempre lo acompañaba en las escenas, Kwon Soonyoung, lo recibió a su llegada. Lucía descompuesto.
—El detective Lee lo espera —informó —. Tome —dijo, alcanzándole una bolsa de papel.
—¿Para qué? —preguntó Seungcheol, con curiosidad.
—Por si vomita —aclaró Kwon.
Seungcheol comenzó a protestar, señalado que no era su culpa si ocurría un asesinato en su noche libre, pero Kwon lo interrumpió.
—No es por eso —dijo.
Su rostro se ensombreció.
—Nunca había visto algo tan... horrible —murmuró, con la mirada perdida en algún punto más allá del hombro de Seungcheol —. Quién haya hecho esto, definitivamente es un ser demoníaco...
Volvió a alzar la bolsa.
—Tome —insistió —, la necesitará... yo lo hice.
Choi cogió lo que Kwon le ofrecía, y siguió al policía hasta la entrada de la fábrica que se encontraba cruzando la calle. El forense ya estaba allí, al igual que su compañero, Lee Jihoon.
—¿Qué tenemos? —preguntó Seungcheol.
—La verdad es que no estoy seguro —respondió Lee.
Parecía abatido, algo poco habitual en él.
—Tiene la marca distintiva de los otros casos, pero esta vez fue demasiado lejos.
—¿Quién la encontró?
—Al parecer un chico, no dio su nombre. Probablemente algún drogadicto. La llamada fue hecha desde el teléfono público del otro lado de la calle —dijo, mientras ambos detectives caminaban hacia la cinta amarilla que protegía la escena del crimen.
—Entonces es probable que hayan huellas—dijo Seungcheol —. Si fue un drogadicto, debería estar registrado en la base de datos. Así podríamos encontrarlo y...
Calló. La imagen frente a él parecía sacada de una película de terror. El cuerpo de una chica vestida en uniforme escolar se encontraba a unos metros de la entrada, colgando de una cruz. Las manos y los pies sangraban, al igual que su cuello, que había sido cercenado. Su cabello largo y rubio caía hacia un costado, y sumado a sus grandes ojos azules, en los que se reflejaba el horror, le daban un aspecto de muñeca de porcelana. Un gran agujero cubría su pecho incipiente: le habían arrancado el corazón. No tendría más de doce años. Tal como dijo Kwon, a Seungcheol le entraron ganas de vomitar, y terminó usando la bolsa.
—Es sólo una niña... —musitó, cuando hubo sacado todo lo que tenía en el estómago.
—El forense está esperando nuestra autorización para bajarla.
—... Háganlo.
Lee regresó a la entrada para dar la orden. Seungcheol hervía en ira. ¿Cómo era posible que existiera un ser capaz de hacer algo tan macabro con una niña? De las cuatro chicas encontradas anteriormente, ninguna parecía menor de edad, y si bien, habían muerto crucificadas, a ninguna le había arrancado el corazón. Era simplemente horroroso.
Seungcheol pensaba en qué clase de ser humano podría estar tan desquiciado como para cometer semejante crimen, cuando oyó un sonido proveniente de la puerta que se encontraba al fondo del recinto. Rápidamente desenfundó su arma y se puso en guardia.—¡¿Quién está allí?! —exclamó.
No hubo respuesta, pero en medio de la oscuridad, pudo ver que alguien se escabullía.
—¡¿Qué sucede?! —Lee asomó la cabeza, preocupado.
—¡Hay alguien en la fábrica! —gritó Choi, corriendo hacia la puerta por donde había desaparecido la figura —.¡Envía refuerzos!
Entró y dio con un corredor. Aun cuando estaba oscuro, pudo ver la figura que corría a unos metros de él.
—¡Alto, policía! —gritó, pero no hubo respuesta.
El corredor daba a una segunda puerta y esta, al exterior. Para cuando Seungcheol la alcanzó, la figura ya corría calle abajo. El detective echó a correr con todas sus fuerzas tras la sombra. Pasó frente a un edificio abandonado, y luego dobló en una esquina. Intentó darle con el arma, pero la figura era demasiado rápida. De pronto, llegaron a la carretera que colindaba con la ciudad. Un par de camiones avanzaban a toda velocidad en sentido contrario.
"Bien, no tiene escapatoria". Pensó.
—¡Alto, deténgase!
Al oírlo, la sombra dudó un instante. Seungcheol creyó que se detendría, pero para su enorme sorpresa, siguió corriendo hasta adentrarse en la carretera.
—¡Cuidado! —gritó Seungcheol.
Las bocinas de ambos camiones retumbaron mientras se acercaban a toda velocidad hacia el sujeto que se había detenido en medio del camino. En ese minuto, el detective creyó que su sospechoso sería embestido sin remedio, sin embargo, jamás sucedió. Y en vez de ello, fue testigo de cómo ambos camiones parecieron chocar con una especie de muro invisible que rodeaba al sujeto, y por un breve instante, y al ser alumbrado por los focos, pudo ver que se trataba de un chico. Ambos camiones se doblaron cual acordión y luego salieron despedidos a un par de metros. El chico salió corriendo ileso hacia los matorrales que bordeaban el otro lado del camino, y Seungcheol cayó a tierra cuando una especie de onda expansiva invisible lo alcanzó.
🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸
ESTÁS LEYENDO
BRAVERY [EN EDICIÓN]
FanfictieUn experimentado policía va tras la pista de un asesino en serie. En medio de la investigación se encuentra con un extraño chico que parece estar vinculado al caso. Sin embargo, el asunto va más allá de lo que sus ojos están dispuestos a creer. Hist...