Capitulo 3

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Llegamos al averno sin muchas distracciones,al llegar al palacio,éste se encontraba vacío,de seguro y estaban celebrando la victoria que se acababa de llevar a cabo tan sólo unas horas atrás.

Sujeté fuertemente su manita y presioné con fuerza la mochila en mi hombro con las cosas necesarias para Caleb. Antes de venir,hicimos una pequeña parada para buscar sus cosas. Con pasos silenciosos recorrimos los pasillos que daban hacia las escaleras,miré hacia todos lados y al ver que no había nadie,subimos a toda velocidad.

Al llegar a mis aposentos pude respirar normalmente con alivio,puse la mochila en mi cama y le puse el pestillo a la puerta,me senté en el suelo contra la puerta y levante las rodillas,puse mis codos apoyados en éstas y puse mis manos en la cabeza,sosteniéndola.

-Nos van a matar por ésto- Suspiré y pasé mis manos repetidas veces por mi cabello.

-No debiste-Susurró el pequeño. Lo miré sin entender- No debiste hacer eso por mi-Explicó.

-No iba a dejarte allí a la deriva- Dije alterada- No voy a permitir que te lastimen- Suspiré de nuevo tratando de calmarme

-Tengo miedo- Pude oír su temblor al decirlo,sus pequeñas manitas temblorosas.

-Todos le tememos a algo-Susurré y me levanté- Tienes hambre?-Quise saber,cambiando el tema.

-Algo-Dijo apenado,moviendo sus manos con nerviosismo. Reí ante su inocencia.

-Iré a prepararte algo de comer-Caminé hacia la puerta y me detuve antes de salir-Por nada del mundo abras la puerta a nadie,no hagas ruido- Sin más salí.

Bajé las escaleras lo más relajada que podía, y caminé hasta la cocina,en ésta se encontraba una de las tantas mujeres de Lucifer,que por cierto,me odiaba a muerte.

-Vaya,vaya- Me miró escéptica- Miren a la debilucha -Dijo con asco.

-Selene,cuando quieras te muestro que tan débil soy-Hablé tranquilamente.

Pasé por su lado chocando su hombro y saque de la despensa todo lo necesario para preparar emparedados,miré mi vestimenta y aun seguía manchada de sangre,con un chasquido de mis dedos cambié lo que llevaba por unos vaqueros desgastados y una blusa ceñida color negro,unos tacones del mismo color y recogí mi larga melena en una coleta alta.

Sentí un fuerte tirón en mi cuero cabelludo y emití un gemido de dolor.

-Muéstrame lo débil que eres perra-Dijo en mi oído jalando aún más mi cabello.

-No debiste tocarme-Amenacé.

Di un codazo a sus costillas haciendo que me soltara,me volteé encarándola y golpeando su nariz,comenzó a sangrar y la tomé del cabello haciendo que me mirara.

-No te metas en mi camino-Siseé- Ésta debilucha puede hacer más que esto- Jalé fuertemente su cabello haciendo que un jadeo escapase de entre sus labios. Terror,pánico era lo único que se veía en su mirada,la solté bruscamente y salió disparada de la cocina- Perra-Susurré para mí.

Me volteé y comencé mi labor preparando los emparedados,no quería hacer esperar a Caleb.

.........................

En el mundo hay diferentes especies,todas unidas por una misma causa. Actuamos de distintas maneras al vernos amenazados pero todos estamos dispuestos a defender nuestras creencias y eso es lo que todos tenemos en común.

Veo la sangre escurrir entre mis dedos,cada gota haciendo su camino por la palma de mi mano,gotas causadas por una herida,una herida que hacia unos momentos que ya había sanado. Tomo el cuchillo nuevamente y hago un corte algo profundo,sangre vuelve a emerger de la herida y puedo ver como tejido nuevo comienza a sellar la herida sangrante.

Alzo la vista hacia mi cama y veo el pequeño bulto que se encuentra sumido en un profundo sueño entre mis sábanas ,suspiro bajando la vista

hacia mi herida cómo e estado haciendo desde hace horas. No e querido conciliar el sueño,aunque se que podría,quiero velar su sueño,sé que es cuestión de segundos para que perciban su esencia,es sólo cuestión de tiempo para que derrumben la puerta e intenten asesinarnos a ambos y no quiero que me tomen con la guardia baja pero no sé cuanto más aguantaré despierta.

Sentí que alguien me removía,me desperté agitada y coloque mi cuchillo en el cuello de quien sea que me había despertado.

-Maldición Caleb!-Retiré el cuchillo al reconocerlo- Pude haberte lastimado- Éste me miraba atemorizado.

-Lo...Lo siento-Tartamudeó nervioso. Sólo asentí con la cabeza y me levanté de la incómoda silla sintiendo mi cuerpo adolorido por haber dormido en una mala posición.

-Iré a darme un baño,ten mi cuchillo-Se lo entregué-Cualquiera que entre sin permiso,atácalo-Sacudí su cabello con mi mano y entré al baño,agradecía tenerlo en mi habitación.

Fui despojándome de mi ropa,dejándola tirada en el suelo. Me introduje bajo el agua,mojando mi cabello y mi cuerpo,tratando de buscar un poco de relajación. Enjaboné mi cuerpo y lavé detenidamente mi cabello.

Tomé una toalla y me envolví con ella,mientras que con otra secaba mi larga melena. Tomé la ropa que había usado y la tiré en el cesto de ropa sucia que tenía junto al lavamanos,me gustaban ciertas costumbres humanas y hacer desaparecer y aparecer mi ropa me dejaba sin energía. Salí del baño y busqué a Caleb con la mirada.

-Vé a tomar un baño mientras me alisto-Dije al encontrarlo.

-Está bien- Dejó mi cuchillo en la mesita junto a la cama y caminó hacia el baño.

-Allí tienes un par de toallas para secarte-Señalé- Avísame y te paso tu ropa-Él sólo asintió y cerró la puerta.

Me vestí con unos pantalones de cuero negros y unas botas de tacón del mismo color,una blusa roja con escote cruzado y una chaqueta de cuero color negro encima de ésta ,peiné,sequé mi cabello y lo até en una coleta.

Rebusqué en la mochila de Caleb y elegí unos jeans azules y una camisa turquesa.

-Tu ropa Caleb-Dije tocando la puerta. Éste la abrió sólo lo necesario y tomó la ropa,cerrando la puerta una vez más.

Una vez listos,nos pusimos a charlar sobre sus padres y lo linda que era su vida antes del accidente.

-Tienes hambre?-Pregunté al darme cuenta que no habíamos desayunado. Asintió enérgicamente.- Iré por comida- Pero antes de dar un paso hacia la puerta,ésta se abrió bruscamente haciendo que quedara totalmente paralizada

-Creíste que no me enteraría-Su voz sonó contenida,sentí un escalofrío recorrer mi columna y mis manos se enfriaron por temor,no por mí,sino por el pequeño que poco a poco había ocupado un espacio en mi corazón,si es que lo tenía.

Lucifer estaba aquí.


AnnaliseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora