Capítulo 4

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Le escribo esto a mi Chizito_Chiradaira </3 Con la esperanza de que vuelva.

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John estaba perplejo de lo rápido que Alex aprendía Lenguaje de Señas. Después una semana y media de Eliza yendo para enseñarles, Alex parecía entender como si en otra vida lo supiera. John incluso teorizó que tal vez antes de perder (o bloquear) la memoria, sabía lenguaje de señas.

John estaba algo celoso de lo rápido que Alex dominaba el lenguaje. Él batallaba tanto en seguir los rápidos movimientos con los que se comunicaban, obligándose a pedirles que lo hicieran más lento para poder interpretarlo. A pesar de la rapidez con la que Alex florecía en la lengua, aún tenía mucho por aprender; Peggy propuso comprarle un pequeño pizarron (pizarra) blanco para que pudiera dar a entender cualquier cosa que no supiera en lenguaje de señas.

Después de aquella semana y media de las chicas ( por lo menos una) quedándose, Alex parecía acostumbrarse poco a poco a la presencia de John. Aún así, John notaba como se tensaba cada vez que se acercaba demasiado, y Alex nunca se dormía antes que él.

Había noches en las que John fingía estar dormido, podía escuchar a Alex moverse por la habitación, observando, asegurándose de que estuviera dormido. Una vez hecho, regresaba a su respectivo cuarto de invitados que John le había cedido.

Pero Alex aún tenía pesadillas, John lo podía escuchar quejarse toda la noche. Una vez John trató de entrar en su habitación para calmarlo pero la puerta tenía puesto el seguro.

No se ofendió por esto, ni en lo mínimo. Toda esta situación era tan bizarra y única. Alex a penas conocía a John. Tomaría un tiempo para que confiara en él, y era un milagro que accediera a quedarse sólo con él.

Usualmente estaban en habitaciones distintas. Alex caminaba tan silenciosamente que si algún día decidiera irse, John no se daría cuenta. Alex estaba en la sala de estar aquella mañana cuando John salió de la cocina, estaba en posición fetal, su cabeza descansando sobre sus brazos cruzados, mientras miraba por la ventana. John caminó hacia el, cuidadoso de mantener su distancia, se inclinó para poder ver que es lo que tenía a Alex tan hipnotizado.

No se sorprendió al ver la blanca capa de nieve que había cubrido el suelo exterior durante la noche, y seguía cayendo frente a sus ojos. Grandes copos uniéndose a la nieve sobre el suelo

John rió al ver como los ojos de Alex se expandían, admirando la nieve intacta. Alex junto un poco las cejas mirando a John, sus mejillas tornándose rosadas al darse cuenta de que se estaba riendo de él.

–Eso es mucha nieve...– dijo vagamente, tomando un sorbo de su café. – ¿Quieres salir a jugar en la nieve?–

John hizo una mueca a su propia inmadurez. Le acababa de preguntar a Alex si quería ir a jugar con la nieve como si fueran unos infantes en un día nevado, y no cómo los adultos que se quedan sentados todo el día durante invierno.

Pero cuando John volvió a mirar a Alex, este tenía los ojos el doble de grandes. Puso ambas manos en el cristal de la ventana y miró a John. Alex empezó a asentir lentamente, después vigorosamente, como si nunca hubiera visto la nieve; John supuso que nunca la había presenciado.

–¿Te gustaría? – sonrió John.

Alex dudó por un minuto, tomó el pizarron (pizarra) que se encontraba a su lado, y el marcador que tenía adherido. Al final lo soltó, levantó sus manos y con señas comunicó "Me gustaría."

&quot;Ahora que éstas aquí&quot; - (LAMS/Hamilton)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora