0.7: Colisión de los dos mundos

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El silencio viajaba por los alrededores

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El silencio viajaba por los alrededores. Pronto la oscuridad fue dando paso y las respiraciones fueron atrapadas en las gargantas del espectador.

—¡AHHHHHHH! ¡A-AH!

Walter siente la luz en sus ojos vendados. Su frente sudada y sus manos pegadas y amarradas a los costados de la silla. Su pecho salta con ansiedad y jadea. Su garganta duele de tanto gritar. —Por favor, ya no seas así—, ruega a la nada.

Singer, en el suelo con manos atadas y ojos ciegos por la tela sucia, yace nervioso e inmóvil.

—Quiero salir de aquí—, murmura tembloroso el hombre de la silla. Arrastra sus uñas por la madera de su silla, aún con la tonta esperanza de que con su toque podría salir ileso de esta pesadilla. Las cadenas son pesadas en su pecho y siente el frío del metal a través de su ropa y en la piel de sus tobillos. Comienza a removerse aún más fuerte, una fuerza bestial nunca antes vista, toreando de sus brazos junto a un grito grotesco. El metal que aprisionaba sus muñecas sale disparado por la fuerza ejercida pero su mano es libre por fin.

Toma un respiro antes de tratar liberar su mano izquierda. Su sentido del tacto no le hace justicia a la falta de vista y roza sus dedos con su dedo índice mutilado, gruñendo del dolor pero lucha por sacar su mano de su prisión. —¡Ah!—; su mano sale por fin y se apresura de sacar las cadenas de su pecho, respirando aliviado cuando no hay peso ni olor a óxido alrededor.

Por fin, sus manos se alzan a su cara y saca la venda, viendo borroso las miles de caras frente a él. Cuando recupera la visión, jadeos y gemidos se escuchan a su izquierda. Singer, como un débil humano y herido, se arrastra y retuerce en el suelo. Sus ojos vendados le hacen ver más sumiso de lo que hubiese querido. —Hyung—, jadea Singer—¿eres tú?

—Singer—; su voz sale rasposa y seca. El muchacho deja de quejarse al oírle. —Soy yo, la persona a la que amas.

Singer logra sentarse, adolorido y con heridas en su cuerpo. Sus hombros tiemblan y sus sollozos salen rápidamente como los de un niño pequeño. —Hyung, estoy tan asustado—, murmura entre lágrimas y lloriqueos. —¡Estaba esperando ansioso tu llegada!—, se queja en un grito desesperado.

Sus ojos se cierran de pronto, sus manos un puño mientras un recuerdo de Jaehwan llega a su cabeza. Esa frase... la usó cuando fue al teatro en medio de la noche y terminaron besándose.

—Te extrañé tanto pero tú no estabas ahí—, le dice Singer con voz quebrada. Su cabeza daba vueltas.

Vamos, se dijo Minhyun, eres Walter esta noche. Regresó a mirarle y Singer se arrastraba de rodillas hasta él. —Hyung, acabo de pensar en esto ¡Mark fue el que nos hizo así! ¡Fui a la casa de Clair!

Method | MinHwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora