Capítulo 6: Sin aliento

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Los labios de Jonathan tocaban los míos, por un momento el lugar se desvaneció, el latir de mi corazón se hizo más fuerte, sentí que en cualquier  momento mi corazón se saldría. En ese mismo momento... una imagen vino a mi mente.

"En un parque un chico me tomaba de la mano, su cara era borrosa.

- Isabella tengo algo que importante que darte.- empezó a esculcarse su bolsillo de un saco café que llevaba puesto.- Ven, acércate.

Hice lo que me pidió, me acerqué, estábamos muy cerca, la tensión me invadía hasta que el volteó y nos besamos"

Me alejé de él rápidamente  y lo miré a los ojos extrañada, Jonathan me sonrió, acto seguido me abrazó. Volteé a ver a Hannah y bruja, estas estaban a boquiabierta.

- La próxima vez que te encuentres con este tipo de personas, estoy yo para defenderte.- me dio un beso en la frente y volteó hacia  ellas.- Escuché como maltrataban a mi novia, algo que no me gusta.- miró a la madrastra  quien traía el vestido y se lo arrebató.-  este vestido le pertenece a Isabella, creo que a ella le sentaría mejor que a usted y a su hija , mucho mejor.-  me tomó de la mano y les dimos la espalda a aquella que quería sustituir a mi madre  y a Hannah.

-Escogí más ropa para ti, la dejé en el mostrador.- me dijo. Yo seguía estupefacta por el beso.

- Jonathan, no deberías...- me pusó su dedo en mis labios en señal para que guardara silencio.

- Lo único que no debería hacer es estar contigo pero lo hago porque realmente quiero estar a tu lado.- sonrió.- esta es una forma de agradecer lo que hiciste por mí.

Nos dirigimos a la caja para que Jonathan pagara. 

- Nathan Green.- esa voz rasposa, delicada e hipócrita era nada más ni nada menos que madrastra quien volteó a Jonathan hacia ella.- Perdón por lo de hace rato , me llamo Evelin , soy la madre de Isabella...

- Madrastra -susurré.

- ¿Usted es hijo del empresario  Steve Green, verdad?

- Si, ¿por qué? - Jonathan le dio una tarjeta a la señorita que estaba atendiendo la caja y  luego  volteó a Evelin.

La bruja rio, el sonido que producía te hacía saber que estaba fingiendo.

- Que gran casualidad, ya que soy esposa del empresario Sebastián White.- sentí que yo era invisible. -  se deben de conocer ya que ellos son los dueños de los hoteles más lujosos de toda América.

- Me disculpo con usted puesto  no la conozco, el señor White debió estar ciego porque su esposa anterior era mucho más hermosa que usted.-  Jonathan me  volteó a ver y me sonrió.

- Hannah es una chica muy hermosa y fuerte.- Madrastra cogió el brazo de su hija y la lanzó hacia Jonathan. - lamentablemente no tiene novio pero si muchas confesiones pero ninguno es bueno para ella.- sonrió desesperada.- quizás puedas conocerla mejor y cambiar de opinión respecto a Isabella, te enamorarás de ella.

Yo incliné la cabeza, Jonathan me abrazó.

- Lo lamento pero sin duda no cambiaría de opinión a mi hermosa Isabella que tanto amo, no la cambiaría por nada.- se volteó,  tomó las bolsas y nos fuimos.

Me sentí mal por Jonathan con lo que había dicho porque yo... yo no estoy enamorada de él.

- ¿Todo lo que dijiste no es verdad, cierto? - le pregunté con la cabeza inclinadas. 

- ¿Y si fuera verdad que pasaría?  - odiaba que me respondieran con preguntas cuando yo estaba haciendo una.

- Olvídalo. - susurré. 

- Sé que no sientes lo mismo que yo siento por ti pero... - me quedé estupefacta. - con el tiempo te enamorarás de mí. - sonrió.

- Es decir que ya no somos novios, que todo era falso.

- Lamentablemente es así,  ¿Acaso quieres que sea verdad?- se acercó a mis labios.

- Por favor, no lo hagas.- repliqué cerrando los ojos.

Él río,  era solo una broma. 

- Por cierto, gracias por todo.- le sonreí. 

- ¿Hasta por el beso?- provocó que me sonrojara.

Ya no dije nada ni él, solo volvimos a casa en el coche de Jonathan que por cierto  no he descrito;  es un Ferrari 458 Italia,  color  gris rata.

¡Wow! un montón de alegría sale de mi porque tiene un Ferrari, es millonario me casaré con él (noten el sarcasmo).

Yo también tengo uno pero mi padre no me lo dará hasta que aprenda a manejar bien. Al llegar a la casa de los chicos, estaba sola, éramos Jonathan y yo nada más,  pero no me daba miedo ya que una parte de mi confiaba en él y la otra no estaba segura.

El teléfono sonó, Jonathan no atendía ya que  se subió a la habitación, así que conteste sin decir nada.

- Nathan, te dije que te alejaras de mi hija.- era una voz ronca, me era tan familiar.- Sé que es difícil para ti pero es más complicado para ella,  vi las imágenes de mi  secretario y observé que  la besabas,  aléjate lo más rápido de ella. Te lo agradecería pero no quiero tomar medidas drásticas. .. - era mi padre.- Isabella es lo único  que me queda de... - se le entrecoro la voz.- por proteger  y su cara me recuerda a su madre, no rompas tu promesa...

- Padre... - le dije en un suspiro al borde de las lágrimas. 

- ¡Isabella! ¿Qué haces en casa de Jonathan? 

Me quedé sin aliento para responder,  estaba tratando de recordar algo importante que había  olvidado...

¿Pero qué?

Continuará...

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