La llegada

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Cuando llegamos al hotel nos llamó la atención una pequeña iglesia situada enfrente la cual era de color grisáceo casi negro, con mucho musgo alrededor y unas cuantas monjas platicando afuera de él.
-Parece muy antigua!
Comentó mi compañera mientras miraba la iglesia de arriba hacia abajo.
-NO ME DIGAS!
Añadió mi compañero sarcásticamente mientras mi compañera le lanzaba una mirada enfadada.
-Pues que esperamos vamos a entrar a verla!
Dije con una voz alentadora y un poco nerviosa.
Nos registramos en el hotel y dejamos las maletas para que las pusieran en nuestros respectivos cuartos.
Salimos del hotel y fuimos directamente a aquella iglesia, apenas dimos en paso en aquel enorme patio de entrada y algunas de las monjas nos miraban, eran miradas de miedo y nervios, un poco incómodo no?
Pues bien, la iglesia estaba decorada de una forma muy peculiar, por las esquinas habían estatuas, en las paredes colgaban muchos cuadros de extra apariencia, y en el enorme techo que colgaba un hermoso candelabro que, aunque no iluminaba mucho si ayudaba.
Lo primero que hicimos fue sacar algunas fotos y admirábamos todo ya que en verdad era impresionante.
Después de un rato de estar ahí notamos que la estaba anocheciendo, y aunque el hotel está enfrente no queríamos llegar tarde a dormir, pero cuando estábamos por cruzar la puerta, desde afuera nos las cerraron en la cara, notamos que atrás en el altar había salido un sacerdote, pero... no era un sacerdote católico, o Christiano, era un sacerdote con el rostro pintado como esqueleto y con un traje muy adornado de dorado, pero de color rojo y negro, supongo que ya saben de que estoy hablando.
No cerraron las puertas desde afuera y sin posibilidades de salir nos vimos obligados a sentarnos en una de las largas hileras de bancas que había.
El "sacerdote" comenzó a hablar y la verdad no quise poner atención pero solo había entendido algo de el hotel en donde nos hospedamos, que en aquel hotel habían pasado algunas cosas peculiares que más después se enterarán.
La verdad todos nosotros estábamos con miedo, nervios, y preocupados.
Al finalizar aquella peculiar misa, el sacerdote hizo una seña con las manos, las junto y hizo una especie de triángulo o algo así la verdad no logré verlo bien .
Termino y apenas abrieron las puertas, salimos lo más rápido posible.

Hotel claustroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora