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Esta noche estabamos frente a una fogata, bajo la luz de la luna y un cielo estrellado en un patio cubierto de cesped, Triana y Vondy jugaban mientras nosotros contemplabamos la vista.

- Tengo ganas de hacer algo- interrumpí la escena.

- De qué? - Preguntó intrigada Dulce.

De esto.

Junté mis labios con los suyos, como extrañaba esos labios y su respiración, la besé con suavidad, cerramos los ojos y nos dejamos llevar por ese beso mientras sentía sensaciones en mi cuerpo, empecé a tocarla por impulso, ella no me detuvo.
Quité sus prendas que hacian estorbo mientras nuestra respiración se aceleraba al igual que el ritmo de nuestros besos, ella tocaba mi pecho desnudo mientras yo recorría cada espacio de su cuerpo. Me abrí paso entre sus piernas mientras la  escuchaba jadear.

- Espera! - Me detuvo. - ¿ Qué pasará después? - Dijo. Sentía su temor.

Tomé su mano, que ahora era cálida. La miré a los ojos que en ese momento brillaban intensamente.

- Te amo Dulce María, pasará que quiero compartir contigo el resto de mis días, que seas lo primero que vea en las mañanas, quiero ver tus ojos.

- Y tu sonrisa- Siguió ella.

- ¿ Quieres ser mi novia? Dulce María.

Ella sonrio.

- Sí, acepto. Pero solo te digo una cosa, una sola oportunidad tendrás , una sola.

- Con una sola es suficiente porque jamás te voy a defraudar, ahora que te recuperé no será fácil deshacerte de mi.

- y quien dijo que quería deshacerme de ti Uckermann. - Sonrió y besó mis labios nuevamente.

Entonces el fuego se avivó entre nosotros con besos dulces y apasionados, con caricias suaves y delicadas, con movimientos vivos y fragancia oscura , en ese momento compredimos que aunque el tiempo pasó no se apagó el amor. Esa noche el amor nos unió nuevamente en una de las mejores noches de nuestras vidas y aunque había pasado por varios amores ella era la musa y dueña de todo mi ser.

Decidimos ingresar a la piscina, nos encantaba nadar en la noche, bueno lo que quedaba de ella.

Volvimos al amanecer dentro de la cabaña que alquilamos ese fin de semana, nuestros cachorros dormian plácidamente.

- Me tengo que ir , saldré de gira por Sudamérica - Me dijo mientras yo preparaba el desayuno, unos huevos revueltos, solo sabía hacer eso.

- Qué haré sin ti. Y cuánto tiempo será?

- Más o menos mes y medio. Pero te voy a extrañar.

- Y yo a ti. Te vamos a llamar por videolladas, no es así?- Señalé a nuestras mascotas quienes empezaron a ladrar y mover la cola.

Serví el desayuno, algo simple, huevos revueltos con pan tostado y café.

- Esta delicioso- Dijo ella queriendo ser amable.

- No es para tanto, solo son huevos y pan.

- Sí lo es, porque lo hiciste tú.

A los dos días siguientes ella partió a realizar su gira con gran ilusión, en Sudamérica era muy querida, mientras tanto yo la esperaría aquí con una sorpresa entre manos.

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Lo Intentamos © (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora