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Al día siguiente, luego de terminar con su trabajo en el archivo (aunque no terminara de acostumbrarse a él) salió de la oficina para encaminarse rumbo a la de Hermione.

Entró al elevador, y miró sobre su cabeza varias misivas interdepartamentales, sonrió de lado y volvió la mirada al frente antes de que la puerta se cerrara. Llegó al departamento de Control de Criaturas Mágicas y salió del elevador en busca de la oficina de su mejor amiga.

Casi al fondo del departamento, halló la oficina y dudó en sí golpear o no. Pero teniendo en cuenta de que se trataba de Hermione Granger, era mejor hacerlo si no quería perder un ojo y el cabello de paso. Golpeó suavemente, y el ruido tenue que se escuchaba dentro del lugar cesó, un momento después, una Hermione bastante despeinada -más de lo normal- y con la túnica descolocada abrió la puerta.

Sonrió ampliamente al reparar en él y se acomodó la ropa antes de abrazarlo, correspondió con una sonrisa y rió un poco segundos después de separarse de su cuerpo.

—Nunca creí que te vería en este estado, Mione -le miró de pies a cabeza, causando que la chica se sonrojara—. Estás...

—Desastrosa, ya lo sé. Estaba en medio de algo en lo que trabajo desde hace tiempo, y han habido buenos avances. Además de que mi compañera... -Harry enarcó una ceja cuando Hermione fue interrumpida por un grito proveniente de dentro de la oficina.

—¡Granger, la poción está lista!¿¡Puedes apurarte!? -el tono, el ímpetu, el mando y el control, Harry reconoció esa voz al instante.

—¡Voy en un momento! -gritó de vuelta hacia dentro del lugar y volvió su mirada a Harry dedicándole una sonrisa de disculpa.

—¿Trabajas con Parkinson? -el tinte de sorpresa no pasó desapercibido para la castaña, se mordió el labio y suspiró asegurándose de que nadie rondara cerca del lugar.

—Te contaré todo, ¿sí? Pero no ahora, estoy ocupada. Iré a tu casa cuando salga del trabajo, ¿te parece? -Harry asintió aún algo aturdido y ella se acercó para darle un beso en la mejilla—. Nos vemos.

Y entró cerrando la puerta tras de sí.

Dió media vuelta con el ceño fruncido y el desconcierto brillando en sus ojos verdes. ¿Cómo alguien como Hermione había terminado trabajando con alguien como Pansy Parkinson?

Aún después de volver a su departamento, de completar su turno y declinar una oferta de Buckley en acompañarlos a patrullar, no halló una respuesta sensata a esa pregunta.

•••

Diez minutos después de llegar al Grimmauld Place, el timbre de la casa sonó, y tuvo que dejar su café a medio servir sobre el mesón de la cocina para ir a abrir. Miró por el ojo de vidrio y notó una melena castaña, así que quitó las protecciones con un hechizo no verbal y abrió la puerta para recibir a su amiga.

—Hola, Mione -saludó nuevamente dándole paso a su casa. Ella sonrió y le devolvió el saludo de forma apenas audible. Ya no tenía puesta la túnica del trabajo, ahora traía puestos un par de jeans muggles, una gran chaqueta que le llegaba hasta pocos centímetros encima de las rodillas, botas y una bufanda—. Veo que tienes algo de frío, ¿quieres un café?

—Claro. -asintió la chica y Harry volvió a poner las protecciones antes de ir hacia la cocina haciéndole una seña para que lo siguiera. No se habían visto desde hacía casi un mes, más o menos. Pero no era exactamente porque no quisieran, la verdad es que Hermione no había salido del trabajo y se había sumido más en él. Harry supuso que era su habitual manía por la excelencia en su desempeño, sea donde sea.

Boulevard of Broken Dreams || Drarry.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora