"No elegí ser esto... Tuve mala suerte"

Duro golpe a la Aldea de Konoha.

...

La desesperación hizo que él y su pequeña hermanita salieran en busca de sus padres.

Anonadado, veía como las viviendas y los edificios de su ciudad caían de golpe, destrozando todo a su alcance.

Tuvo que frenar su recorrido debido a la falta de oxígeno.
No tenía en cuenta que una casona bastante antigua iba a colapsar encima suyo.

Acurrucó a la menor entre sus brazos, mientras está lloraba sin cesar. La muerte era inevitable.

A continuación sintió como un sapo protegía con su enorme cuerpo las espaldas de ambos chicos.

–¿Estas bien, Boruto? –pregunto un preocupado Konohamaru.
–Define bien cuando ves que tú aldea se viene abajo. –la pequeña notó el enojo en las palabras del  Uzumaki.
–Es verdad, debo apoyar a Naruto en estos instantes.

–¿Papá... Mamá... Dónde están Boruto? –nuevamente el rubio se agachó para consolar a una asustada y nerviosa Himawari.
–Tranquila, iré en busca de ellos... Pero antes debo llevarte a un lugar seguro.

Salieron disparados antes de que una casa los deje como mazamorra.

El Sarutobi señaló a su alumno. –Ambos los quiero fuera de aquí, Konoha ya no es un lugar estable ni pacífico. –demando con rudeza.

–No haré eso, Konoha es mi hogar y pienso hacer pagar a los que hicieron esto. –señalo las ruinas que ahora abundaban en los alrededores.

El mayor chasqueó la lengua antes de desaparecer en una nube de humo.

El Uzumaki solo atinó a sonreír.

–Sube a mi espalda Himawari. –ya se había colocado en cuclillas.
–Herman-no quiero... ver a mi mama-a. –la peliazul sollozaba muy entristecida.
–La verás muy pronto, ahora sube que no tenemos todo el día. –una sonrisa se dibujó en el rostro de la pequeña.

–¡SÍ! –partieron a las afueras del lugar.

...

–¡Viejo!... ¡Mamá! –el rubio menor no paraba de gritar.
–Matare a quien hizo esto, Boruto. –hablo Mitsuki apretando con fuerza un escombro que el mismo recogió.

–Estoy contigo Mitsuki. –ambos amigos chocaron sus delirantes puños.

Pasando unos segundos, Boruto cayó inconsciente y justo detrás suyo se encontraba uno de los enemigos. Antes de ser asesinado, el albino se coló delante de su cuerpo, chocando armas con el malhechor.

Se mostraron miradas agresivas antes de involucrarse en una típica batalla.
No sin antes patear con fuerza a un desmayado pelirubio lejos de su posición.

...

–¡Mira tú aldea, estúpido Hokage! –señalo un tipo de tez blanca que estrujaba sin piedad a Naruto Uzumaki.

–Tomaremos este territorio para nuestras bases, compañeros. –sonreía con ferviente maldad, mientras sus aliados eran testigos de una terrible masacre.
–Tu-u no h-harás eso, maldito-o.
–Ve a tu alrededor Naruto, tus preciados amigos y tu gente huye sin temor a que algo te pase a ti. –tomo la barbilla del mencionado, escupiendo sobre esta.

–¡NO ES CIERTO! –una mujer de ojos perlados se adentro a la situación.
Junto a ella venían más compañeros en auxilio del rubio mayor.

–Hinata... –esbozo una sonrisa cayendo de golpe al duro suelo.
–Naruto... –iba a correr para apoyar a su herido esposo.
–¡Alto ahí, mocosa! –una fémina de avanzada edad freno los impulsos de la Hyuga.