Soñadores

Un cielo lleno de estrellas

Joss:

Ya habían pasado tres meses desde que me reencontré con Nathan, había cambiado mucho desde la última vez que lo vi, aquella mirada llena de odio e ira yo no estaba, ahora eran aquellos grandes y profundos ojos cafés, su sonrisa, su personalidad había recuperado todo su esplendor, lo que lo hacía un chico único había vuelto a él. Aquel chico gracioso y divertido había vuelto, nunca entendí por que él cambió desde un principio, a pesar de todas las burlas y maltratos que recibía siempre se mantuvo firme, haciendo reír a los demás, iluminando el mundo con esa hermosa sonrisa, él nunca se rendía a pesar de estar derrotado, aunque todos nuestros compañeros del colegio lo estuvieran pateando siempre se levantaba y me sonreía. Por esas cosas, su forma única de ser me gustaba, siempre lo ha hecho, y aún con todo lo que me hizo, sigo queriéndolo, siempre supe que ese Nathan no era el que yo había conocido.

Y ahora el destino. El maravilloso destino nos había reunido una vez más, vi lo tierno de su cara al dormir, era casi como un niño, mi corazón se aceleraba con solo pensar que el chico que siempre me ha gustado estaba dormido justo a mi lado. Pude volver a saborear aquella sensación que te deja el amor, ese calorcito que se siente en el pecho, la velocidad a la que palpita el corazón, la paz y seguridad que te deja. Pude revivir los bellos momentos que pasé junto a Nate antes de su cambio, todas aquellas tardes libres en el colegio donde nos sentábamos a escuchar música juntos tomados de las manos, los tiernos besos de despedida que me daba cuando se iba a su casa. Al final me invadió el dolor, los recuerdos cuando se rió en mi cara y me dijo que yo era su juguete, que todo lo que habíamos pasado fue una mentira, y que solo me había usado para entretenerse un rato, ese día sentí como se rompía todo dentro de mi, me inundó un gran sentimiento de abandono, más cuando días después me di cuenta que salía con otra chica, cada día extrañé volver a sentir su calor y sus brazos al rededor mío. Siempre supe que algo pasaba con él aquella vez, lo llegué a perdonar y nunca lo dejé de querer, y ahora el destino nos volvió a unir, la frase ¨si amas algo déjalo ir, si vuelve a ti es tuyo¨, es muy cierta.

Pasé la noche recordando y observando a Nate mientras él dormía, algo extraño, pero no puedo explicar la sensación de tranquilidad que sentía en ese momento, por momentos Nate susurraba cosas, no lograba entenderlas muy bien, solo hubo una palabra que puede escuchar claramente ¨POZO¨seguramente estaba soñando algo. Desde que conozco a Nate he sabido que él sueña cosas muy locas, ya que, casi siempre tiene una historia diferente que contar sobre algo que vivió en un sueño. El mencionó que desde niño soñaba cosas muy locas, cosas muy reales como para ser un sueño y que así como soñaba cosas geniales, lo atormentaban pesadillas, escuchaba voces y veía cosas. Le insistía que fuera a revisarse, ya que eso no era normal en una persona, pero él nuca le dio importancia y dijo que ya se había acostumbrado.

Entre pensamiento y pensamiento logré quedarme dormida, sintiendo el cálido cuerpo de Nate a mi lado.

Nate despertó de un brinco, sentado en la cama y agitado miraba sus manos con los ojos bien abiertos, se podía notar claramente que estaba muy asustado, sus manos temblaban. El brinco que dio al despertar me hizo despertar a mi también pero no me asusté.

- ¿Nate, qué pasa? - pregunté

Lentamente movió su cabeza y su mirada hacia mi, sus ojos vidriosos me miraban, sentí tanta ternura en aquel momento, fue como ver a un niño llorar, antes de poder decir otra cosa Nate se abalanzó sobre mi y me abrazó, pesadas lagrimas bajaban por sus mejillas mientras me abrazaba fuertemente, no supe que decir, solo acaricie suavemente su pelo y también lo abracé.

-Tranquilo, aquí estoy. -le dije

- Gracias - respondió mientras limpiaba su cara.

- ¿Pesadillas? - pregunté.