Perdoname Hijo

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Jeje ¿En serio leen todas mis notas? ¡Que si! ¡Que esto es parte de la sorpresa! ¡Si! ¡Hay capítulo nuevo de todas mis historias! ¿Siguen sin creerlo?

Bueno bueno me callo, pero disfruten.

Narró yooooo D:

Miguel Angel había dejado de llorar al mirar en dirección a la que observaban sus hermanos, su expresión cambió a una de horror y de inmediato abrazó a su hermano Donatello esperando que lo protegiera.

—Hemanito....teno miedo *sniff*—dijo en un tembloroso susurro.

Y no era el único, cuando el muchacho habló, todo quedó en silencio.

Por parte de las tortugas: tenían miedo, estaban aterrados de lo que pudieran hacerles, habían desobedecido a su Padre.

Por parte de los muchachos: analizaban su nueva mercancía, además que se divertían con las caras de horror con la que eran observados.

—Los quiero a todos.—dijo uno que tenía ojos azules, cabello castaño claro y dé tez blanca.

Este poseía una sonrisa cínica provocando que las tortugas temblaran.

—Empezemos contigo monstruo.

Dijo el que tenía a sus pies a Raphael, este tenía los ojos grises, cabello negro y de tez morena, más pequeño que su compañero. Este acercó su mano a Raph, pero él reaccióno mordiendolo y corriendo con sus hermanos.

—¡¡AHG!! ¡¡LAS PAGARÁS ADEFESIO!!

Dicho esto los muchachos corrieron hacia las tortugas que, apenas reunidas, intentaban levantar la tapa de la alcantarilla.

—¡¡Intentan escapar!!

Las tortugas desesperadas seguían intentando, pero lamentablemente la tapa superaba por mucho sus pequeños bracitos y, además de que les era difícil quitarla desde afuera.

Fue cuando, con un grito, supieron que ya no tenían escapatoria.

—¡Ya tengo a uno!—dijo uno de ellos jalando del brazo al pequeño Miguel Angel y levantandolo sin importar si le hacía daño o no—¡¡Rápido!!

—¡¡ÑO!! ¡¡Hemano!!—Gritó aterrado Leonardo, el cual fue el siguiente en ser atrapado por el otro chico.

—¡¡DEAME!!

El pequeño Leonardo intentaba con todas sus fuerzas hacer que lo soltara, pero lo único que se ganó, fue un golpe.

—¡¡Ya quedate quieto!! ¿¡Cómo nos los llevaremos!?

—Tengo las jaulas en el auto, ¡Espera!—dijo el otro tratando de callar el llanto de Miguel Angel con golpes y amenazas pero esto solo lo hacían llorar más—¡¡Carajo!! ¡¡No se como callarlo!!

Las otras dos tortugas intentaban pensar algo rápido, necesitaban que su padre viniera y los salvara, no les importaba si los castigaba, solo querían estar a salvo; fue cuando aprovecharon que los muchachos estaban distraídos con sus hermanos, que corrieron y se escondieron detrás de un montón de basura.

—R-rafa, teno miedo... quelo a papá...y que eshtemo bien...—dijo un Donnie aterrado.

—Pelo...hay que... hachel algo...

Donnie miró a su alrededor y vio unas botellas de vidrio y después a Raphael.

—Otey...—dijo este entendiendo la indirecta.

Con los muchachos todo estaba peor, el pequeño Miguel Angel lloraba cada vez más fuerte con cada golpe o grito que le daban, quería a su papi. Por otro lado Leonardo buscaba con su mirada a sus hermanos, sabía que no valía la pena cuanto lloraran o gritaran, ellos no tenían corazón.

Una gran mentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora