Capítulo 1 - 3: Tristeza oculta e inocencia al descubierto.

396 51 157
                                    

Al término de las clases, me dispuse a dejar las notas a la chica.

Así que luego de un pequeño viaje en tren y detenerme en una estación no muy lejos de mi casa, logré llegar por fin a la dirección que la hermosa delegada me había anotado en el papel, fue en ese momento cuando caí en la cuenta del error que había cometido y estando en frente de la puerta de aquella casa, pensé:

<<¡¿Cómo demonios voy a hablar a la chica que accidentalmente acosé en tren?!>>

No ví algún buzón o algo así para poder dejar las notas, se me cruzó por la cabeza dejar las notas de la clase por debajo de la puerta, pero un cuaderno así no cabría por allí.

Sin otra opción, me acerqué resignadamente a la reja del antejardín de la casa, la cual era de paredes blancas y con detalles de madera por los marcos de la ventana. El ante jardín tenía unas ligustrinas a ambos lados de la entrada, algo secas, aunque tomando en cuenta la época del año en que estábamos, es decir casi llegando a invierno, era normal que se vieran así.

La casa además tenía a un costado de la puerta un ventanal de vidrio que impedía ver hacia adentro con claridad, por otra parte, la casa parecía ser al parecer de un piso, pero amplia hacia atrás, era estilo occidental como todas las del lugar.

<<Se ve bastante bonita>>

Un pequeño gato blanco con manchas negras salió de la nada y se posó en la muralla de la reja a la altura de mi hombro derecho y me miró con curiosidad.

—Tranquilo, no vengo a invadir tu territorio —el gato bostezó desinteresadamente, de seguro le parecía aburrido.

Abrí la reja para entrar al ante jardín, luego me acerqué a la puerta de madera fina y me dispuse entonces a sacar el cuaderno de notas

Fue cuando sin darme cuenta de ello, levanté la mirada al sentir como dicha puerta súbitamente se abría para encontrarme con una chica vestida con delantal blanco. Me miraba algo sorprendida, pero con curiosidad mientras yo quedaba helado ante ella, sin saber cómo reaccionar.

—¡¿Acosador-san?! ¿Qué haces aquí? —reaccionó sorprendida.

—¡¿Acosador-san?! Espera, yo no soy ningún acosa-- —me interrumpí colocando la palma de mi mano derecha en mi rostro para poder re-ordenar mis ideas.

—¿Pero no intentaste besarme en el tren? —preguntó con una tranquilidad que me desesperaba.

—¡No! —repliqué con enojo.

—Si no querías besarme... ¿Qué hacía acosador-san tan cerca de mí? ¿Acaso se dio cuenta que estaba mal lo que hacía o... que no soy de su gusto? —agregó inclinándose un poco a la vez que me sonreía ligeramente.

<<¡¿Esta chica está hablando en serio?!>> Pensé para luego intentar replicar.

—¡No! Es decir, no es que no seas de mi gusto o algo así es solo que...

<< ¡¿Espera que estoy diciendo?!>>

Fue en ese instante cuando me percaté que me estaba mirando con una tierna pero burlesca sonrisa.

—Lo haces a propósito, ¿No?

—Si —respondió conservando su sonrisa.

—Mira, solo vine a dejarte esto... La delegada de clase me pidió que te lo trajera, al parecer ninguno de tus amigos lo podía hacer, así que me ofrecí... —dije mientras le entregaba el cuaderno de notas.

Ella acercó su mano al cuaderno azul y al recibirlo, noté como su semblante alegre cambiaba.

—Ya veo... —contestó algo triste.

Lost Sorrow Vol.1 PRÓLOGO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora